viernes, 21 de agosto de 2009

Anarquismo o autoritarismo, libertad o autoridad

El hombre con la ciencia y a través de la razón ha encontrado dos caminos: Uno que parte de la buena o neutral antropología, y encuentra en la razón práctica o moral la posibilidad de auto gobernarse, respetar al otro en una ética de inclusión, convivir en sociedad, prescindir de la autoridad y ser libre en la igualdad. Y otro que parte de una antropología egoísta que por medio de la razón instrumental puede potencializar el bienestar personal en detrimento del otro, una ética utilitarista que finalmente encuentra la libertad limitada, pues ella termina donde comienza la del otro egoísta; por lo que la presencia de una autoridad se hace necesaria para garantizar la vida en sociedad y a mayor autoridad más orden social.

Exceso de morfina para un suicida

Por María Clara Calle.
"Quien tiene conciencia de su melodía profunda, no tiene necesidad de hacerle daño al otro". Mandala Africano.


Un recuerdo lo persigue pero no sabe bien cómo es. Siempre son las mismas siluetas confusas: una calle serpenteante, un sol tórrido y la sangre en manos del otro, que no sabe quién es.

Con sus audífonos en sus orejas y su walkman en la cintura, Manuel recorre todo Medellín, jugando al torero con los carros; porque para él, es más peligroso el juego de caminar. Manuel no oye los frenazos ni los gritos de los conductores iracundos que estuvieron a punto de pisarlo. Él está inmerso en su música.

Después de muchos juegos, de muchos riesgos, vuelve a su casa por las laderas empinadas. Ya es de noche y el toque de queda va a empezar. Mejor estar en el sitio al que pertenece.

-Hola. Buenas noches. ¿Cómo han estado?
-Deje esa pendejada de hablarme siempre en plural. Yo soy su mamá, no sus mamás- Dice Adela a manera de bienvenida.
-No se preocupe Adela. Eso es porque usted es muchas personas para mí.

El mismo recorrido de siempre: esquivar la cama de Adela y llegar al colchón donde él duerme. Quitarse los zapatos, pero nunca los audífonos. "Hay que evitar los problemas", dice Manuel.

Otra vez de noche, otra vez durmiendo, otra vez soñando el mismo sueño. Una calle serpenteante, un sol tórrido y la sangre en manos del otro, que no sabe quién es.

Empieza otro diá. Desde muy temprano, Manuel se va a jugar al torero.

-Adela, chao. Que les vaya bien. Me voy con Pedro.
-Mijo... A Pedro lo mataron hace dos meses.
-...
-Yo sé que es difícil, pero yo...
-No se preocupe, Adela. A mí no se me ha olvidado.

Manuel

Yo siempre caminé las calles con Pedro. Desde que éramos niños bajábamos de la loma para reconocer esa ciudad que, desde arriba, por la noche, se veía como pequeñas lucecitas.

Un día nos pasamos de nuestro sitio, de las vallas que marcan el límite de nuestro barrio con el del frente. De ahí en adelante, sólo recuerdo unas cosas: una calle serpenteante, un sol tórrido y la sangre de Pedro en manos de alguien, que no sé quién es.

Adela me dice que a mí me encontraron porque me estaban comiendo los gallinazos. Cuando desperté, ella estaba en frente y me decía "vámonos para donde un médico". Muchas drogas, muchas pastillas, muchos tratamientos para intentar saber quién era yo antes de eso.

No sé porqué, tenía un walkman en mi cintura. Una canción exactamente pausada en la frase que decía "hay cosas que no voy a olvidar. La noche que dejaste de actuar solo para darme amor (...) Personas que me quiero llevar, aromas que no voy a olvidar, silencios que prefiero callar mientras vos jugás". Mientras nosotros jugábamos a caminar por la ciudad, mientras jugábamos a ser nosotros.

viernes, 14 de agosto de 2009

Los científicos y los intelectuales de la política

...la opinión pública puede influir sobre las cuestiones morales y
políticas, y esa es la tarea de los columnistas e intelectuales: crear
las condiciones conceptuales para encuadrar nuestro atraso cultural,
para apreciarlo desde una perspectiva histórica, y para plantear
las preguntas que abran el pensamiento a un nivel más alto...
Iván Darío Arango
Las ciencias naturales tienen como objetivo el conocimiento general de la naturaleza, su dominio y transformación en pro del bienestar humano. Por el camino de la observación neutral, objetiva y libre de valores, el hombre ha creado leyes universales que facilitan a los estudiosos la comprensión y modificación del entorno; la manipulación de la naturaleza es el más alto grado de su comprensión. La industrialización de occidente fue gracias a su dominio y la sensación de progreso por los avances científicos, se generalizó.[1]
Las ciencias de la sociedad, ante el evidente éxito de las naturales adoptaron su método; y es la ilustración la más clara muestra de ello. La verdad sobre los temas morales, políticos o históricos era adquirida gracias a la observación y creación de principios generales que se sistematizaban[2] y cualquier ser humano podía acceder a ella por medio de su propia inteligencia. Pero pretender comprender los asuntos humanos de forma objetiva y neutral, es desconocer el contexto social en el que se encuentra inmerso el conocedor.
En el objetivo de ser universal y atemporal, la ciencia olvida que los creadores de ella fueron hombres de un tiempo y una cultura. Cuando queremos estudiar un texto podríamos leerlo y dejarnos mostrar sólo lo que el autor quiere que veamos, o complementar sus argumentos con el contexto, para hacer una interpretación más amplia de lo que está detrás de las palabras del autor. Entenderíamos a Platón de otra manera si no supiéramos de su permanente discusión con los sofistas, Hobbes no sería el mismo sin las guerras de religión o Carl Schmitt sin el régimen nazi. Cada hombre es hijo de su época.
La ciencia política es hija del positivismo y pretende reemplazar lo normativo por lo descriptivo, y lo valorativo por lo explicativo, desde lo objetivo y neutral. Nombrar problemas, describir las características de los hechos y clasificarlos es el fin de la ciencia política[3]. Se centra en el objeto, comprueba y verifica, pero olvida la importancia de comprender primero al sujeto; pues sin el sujeto el objeto deja de existir.[4]
Lo político no conoce puntos medios[5]. Una visión neutra de la política desconoce su naturaleza, lo público gira en torno a las necesidades y deseos humanos; entre la descripción de un fenómeno político y la prescripción de la mejor forma de gobierno existen necesidades humanas reales, de estar dentro de un régimen que las satisfaga necesidades y de no ser así, la necesidad será de estar por fuera de él.[6]
Si el científico político quiere tener alguna pertinencia y utilidad dentro de la sociedad, (como la tuvieron los Philosophes franceses en el siglo XVIII proponiendo tolerancia e impulsando la ciencia como emancipadora del hombre) debe replantear el uso del método científico positivista que lo esteriliza cuando le exige la neutralidad y objetividad; pues lo aleja radicalmente de todo tipo de valores. Cuando además de conocer la verdad y estudiar lo político, el científico se siente comprometido con el bienestar de su sociedad e inmerso en los valores propios de ella, y participa en los debates públicos sobre sus valores, su sociedad y su política; es parte activa en las transformaciones y así puede tomar posición luego de haber hecho un estudio analítico y riguroso, para contribuir como intelectual.[7]
Para analizar el mundo en el que vivimos y saber de qué forma podemos vivir mejor en comunidad necesitamos además de la observación, el dialogo y debate humano que nos lleve a construir consensos generales. El especialista, científico, estudiosos y observador de los hechos políticos, puede mostrarle a la sociedad, en su papel de intelectual, que es lo aceptable y lo no aceptable en política; no las verdades absolutas sobre lo que es bueno y malo, sino “…ayudar a distinguir entre lo mejor y lo peor”[8]

[1] APPLEBY, Hant (1998). La verdad sobre la historia. Barcelona: Andrés Bello, p. 30-40
[2] Ibíd., 45
[3] TAYLOR, Charles. “La neutralidad en la ciencia política” en Resurgimiento de la teoría política en el siglo XX. Filosofía, historia y tradición ” (1999) México: universidad nacional autónoma de México, p.63
[4] STRAUSS, Leo. “¿Qué es filosofía política?” en Resurgimiento de la teoría política en el siglo XX. Filosofía, historia y tradición ” (1999) México: universidad nacional autónoma de México, p 108
[5] Ibíd., 101
[6] TAYLOR, op cit., 75
[7] TODOROV, Tzvetan (1998). El hombre desplazado. Madrid: taurus, p. 267
[8] Ibíd., 271