martes, 1 de junio de 2010

Los errores de los anarquistas y el oportunismo de los comunistas. La guerra civil del 36 en España

“¿Cuál es pues el resultado de nuestra investigación?

>>Los bakuninistas se vieron obligados a arrojar por la borda su programa anterior, tan pronto como se encontraron frente a una situación revolucionaria seria. Primero sacrificaron la doctrina de abstención política, y sobre todo de la abstención electoral. Luego siguió la anarquía, la abolición del Estado; en lugar de abolirlo trataron más bien de establecer un conjunto de nuevos y pequeños Estados. Luego abandonaron su postulado de que los trabajadores no debían participar en ninguna revolución cuyo objetivo no fuera la inmediata y completa emancipación del proletariado, y entraron a participar a sabiendas en un movimiento burgués. Por último escarnecieron su dogma recién proclamado, a saber: que el establecimiento de un gobierno revolucionario sería sólo una nueva estafa y nueva traición contra la clase obrera; e ingresaron confortablemente en los comités gubernamentales de las distintas ciudades. Casi en todas partes no fueron más que una minoría (impotente ante la mayoría de votos burgueses) que la burguesía explotó políticamente.

>> El alarido ultra revolucionario de los bakuninistas se convirtió, pues, en la práctica, en conciliación, en insurrecciones destinadas desde un principio al fracaso, o en uniones con un partido burgués que explotaba políticamente de modo ignominioso a los obreros y los trataba por añadidura a puntapiés”

“Este juicio fue emitido en 1873 por Federico Engels. Su propósito era criticar despiadadamente a los anarquistas. Pero su verdadera ironía consiste en que el “partido burgués”, al que Engels se refiere, no era otro, en la Guerra Civil española, que el Partido Comunista."

El corto verano de la anrquía. Vida y muerte de Durruti. Hans Magnus Enzenseberger
Nota: Engels lo predijo casi tal cual como sucedió, a no ser por el PEQUEÑO detalle de cambiar las palabras que hacían alusión a la burguesía por unas que hicieran alusión a los comunistas.
Los errores de los anarquistas no podían corregirse, porque hacerlo habría implicado cambiar el anarquismo por un socialismo científico de corte Ruso, que implicaba instaurar un autoritarismo tan represivo como el fascista, contra el cual luchaban los anarquistas; y así, por corregir errores, eliminar la posibilidad misma de la anarquía. Es por ello que éste bello ideal se presenta tan utópico, tan incompatible con la guerra, y sólo posible de forma individual.
Andrea Arango Gutiérrez