viernes, 30 de enero de 2009

Una noche de paciente

Hoy es jueves o viernes o cualquier otro día, la verdad, el nombre no importa en este momento y menos en esta clínica.

Es de noche y las únicas personas que veo en los corredores son unas mujeres que visten de blanco y llevan un pequeño gorrito del mismo color puesto en sus cabezas. No sé qué hacen para que el gorro ni siquiera se les mueva, lo más probable, es que se lo amarren a su pelo con unas pequeñas pinzas, de esas que son negras.

Casi todas las enfermeras tienen el pelo recogido, no pasan de uno 65 de estatura y la mayoría son de contextura delgada, claro que hay una que otra de sobrepeso.

Llegué a eso de las 5 de la tarde y después de un viaje en ascensor que se me hizo eterno, terminé parada en frente de un gran escritorio de mármol que tiene casi tres metros de largo. No vacilo ni un momento, no dejo siquiera que las enfermeras noten mi presencia. Mi destino: la pieza 716, donde está uno de mis progenitores, con quien pasaré la noche.

Al entrar a la pieza veo una camilla que tiene un letrero encima con el nombre de 'Israel Contreras'. Al parecer, este señor pasará una larga temporada en la clínica.

Camino unos cuantos pasos más y veo a César tumbado en la cama cuan largo es. Está cubierto con una sábana y dos cobijas, que las tiene desde la planta de los pies hasta la clavícula. Su brazo derecho, que está fuera de su cambuche, tiene una aguja de aproximadamente tres centímetros que le traspasa la piel y está sostenida por microporo. Puede sonar doloroso, y hasta lo es, pero ése es el único medio por el cual puede aliviar su dolor y su hambre. Razón: Obstrucción intestinal. Diagnóstico del médico: No comer ni tomar nada; "ni agua", como le repiten.

Después de tirar una cobija al suelo para dejar listo el que será mi soñoliento lugar, salgo a dar lo que mal llamado sería un paseo por el pasillo del séptimo piso en el que estoy. Ese olor como a enfermo y a la vez como a desinfectado me dan ganas de salir corriendo. Pero no hay de otra, la noche, esta noche, la pasaré en este recinto.

Lo único que encuentro para entretenerme es mirar dentro de las piezas, sólo un vistazo desde fuera. Ya son las 6:30 y casi todas las puertas están ajustadas. La razón es que en las clínicas el día se hace eterno. Las cosas dentro de las piezas funcionan muy distinto a como son en el mundo exterior. Aquí, las mañanas son largas y las tardes eternas. El sueño de los pacientes es como el de los búhos, ellos duermen, o hacen el intento, mientras que el sol alumbra la ciudad porque cuando llega la noche, el dolor parece hacerse más intenso para todos los pacientes. Pero no importa, es de noche y hay que hacer el intento de descansar.

Las únicas piezas que no han cerrado la puerta aún son la 712 y la 717, que quedan al lado y al frente del lugar donde está 'mi' paciente. En la 712, todavía no cierran porque el acompañante está afuera, haciendo lo mismo que yo: intentado entretenerse en algo. Él no mira dentro de los cuartos, sino que se para en una ventana para observar circular los carros, los gamines y los vendedores que, a estas horas, quedan por La Oriental.

Al mirarlo pienso que en algún momento él también estuvo internado en un hospital pues a ese señor, de aproximadamente 60 años, le falta el brazo derecho. Su mirada es alegre y jovial y, a no ser por las pocas arrugas que circundan su cara, se podría decir que es un joven que le falta mucho por vivir.

La pieza 717 es la que más me llama la atención. La puerta -que está entreabierta- sólo me permite leer el apellido de la paciente: Aguirre. La paciente tiene unos 13 años y yo diría que sufre del corazón. Su pelo castaño es muy largo, me atrevería a decir que le llega casi hasta la cintura, digo me atrevo porque lo tiene recogido con una pinza, de esas que tienen varios dientes y cambian de color con el sol.

Esta noche, Aguirre lleva una pijama de color rosa y en el televisor que mira con detenimiento se ven unos muñequitos que, debido a mi falta de televisión, no sé cómo se llaman.

La estoy mirando, pensando que si en verdad existiera un Dios esa niña no estaría ahora tirada en una camilla, sin saber si algún día podrá salir de allí para estudiar o, como es normal en Colombia, a trabajar. De repente ella se voltea, haciendo que mis pensamientos se vayan. La miro a los ojos y ella hace lo mismo, me sonríe como si nada estuviera pasando, como si ella no estuviera sintiendo ninguna clase de dolor.

Vuelve a darse una vuelta para intentar dormir y yo decido irme a cuidar a mi paciente, que bastante paciencia ha de tener para estar acostado las 24 horas del día y, por la noche, ser despertado cada hora por las enfermeras que entran prendiendo la luz para aplicar los antibióticos.

Esta noche me quedaré con el olor a enfermo y a desinfectado, estando pendiente de cada movimiento de César para no dejar que se lastime la herida de la operación.

Por Maria Clara Calle

Un escrito cualquiera para una persona singular

¡Ay, Loco! Si en esta ciudad todos fuéramos como vos, creeme, todo sería un despelote. Aunque a veces pienso que lo que le falta a Medellín son más locos, pero no de esos que no saben de qué están hablando, sino unos que se parezcan a vos, que sos más cuerdo que cualquier otro.

Te llamo Loco porque sos la persona más racional que conozco. No te da miedo soltar un comentario en el momento inadecuado y a quien no debés, sos fiel a tus principios y seguís por donde te da la gana. La mayor prueba es que, después de varias requisas, le dijiste a un policía: "¡Hermano, si quiere seguir tocando tiene que pagar!"

Ya te imagino caminando por las calles de tu Miravalle, con tu pelo medio corto medio largo y tu barba que crece por sectores, pensando en los azares del mundo y en "la ciudad de las putas derrotas", como diría Tango; hablando con quien se te apetece del tema que escojás sin que ellos sepan de vos pero con vos conociéndolos a ellos.

También hay otra cosa que se podría sumar a tu "locura", y es que cuando hablamos de política o de corrupción o de cualquier tema relacionado, simplemente cortás con un "¡Ay, muchacha"! porque no te gusta hablar de eso. Pero lo que callás en esos momentos, Loco, lo gritás en cada palabra que escribís. Tus textos son reflejo impoluto de lo que sos y de lo que pensás. Lo mejor de que seas así es que escribís casi a diario y, eso sí, leés más de lo que escribís.

Cuánto me gustaría tener una conversación con vos de esas que apasionan, pero no de literatura, ni de teatro, ni de poesía, ni de periódicos, no. Lo que yo quiero es hablar con vos de política y que te pongás bravo o que llorés o que grités, que hagás lo que se te de la gana, pero que me digás qué es lo que pensás.

No dormís de noche, o por lo menos no mucho, y decís que eso se debe a que naciste de seis meses y yo no sé qué vaina no se te desarrolló. Pero la verdad, lo que yo digo es que no dormís porque tenés muchos pensamientos en la cabeza, pensamientos que quieren ser garabateados en un papel. ¡Y quién mejor que vos para hacer eso!

Se te nota en la mirada y en el tono de la voz cuán afligido estás por culpa del mundo, de las circunstancias y de la muerte, que tantas veces y tan profundo te ha tocado. Oís Sangre Maleva y la piel se te eriza, la voz se pone ronca y los ojos se te cierran. No cantás, porque no sos capaz o porque no querés, sino que repetís con voz melancólica y fuerte lo que entona el equipo que está detrás de vos. Lo único que interrumpe tu hablar tatareado es una bocanada de PielRoja, de esos que sólo fumás cuando es la ocasión.

No sabés bailar, ni cantar, ni cocinar sencillamente porque tu don está en el escribir y es ahí, Loco, cuando sos grande.

A pesar de lo que has vivido siempre llevás una sonrisa, de esas que van de oreja a oreja y son de verdad. Contás las cosas como si fueran un cuento y, la verdad, no sé cuántas mentiras me habrás dicho, cuántas veces habrás exagerado o cuántas cosas te habrás callado, pero eso es lo de menos con tal de hablar con vos. Pero no pensés que no te he creído, eso es lo que he hecho la mayoría de las veces: creerte. Es sólo que vos decís repetidamente que sos mentiroso como todo buen escritor, y para buen escritor vos.

Esto es para vos Loco, que has puesto una 'y' entre tus apellidos para igualar las cosas. Porque te admiro, pero no desde abajo sino desde al lado, y tené mucho cuidado, porque un día de estos escribiré mejor que vos.

No me vayás a decir loca por este escrito, loco vos que naciste, loco el mundo que te recibió y loca la vida que te ha tocado vivir.

Por Maria Clara Calle.

viernes, 23 de enero de 2009

El Tic-Tac del corazón

Tiene los dedos, las orejas y la punta de la nariz entumecidas; respira y sale humo de su boca sin estar fumando aún…

Por la ventana entreabierta puede ver salir la luna y con el viento que entra se siente acompañada al servir su primera copa; le mete el dedo para sentir el vino, le da vuelta en forma de ocho para verlo dejar su rastro grasoso por los bordes, luego acerca su nariz e inhala, se deleita, le pega a la copa con su índice ayudado del pulgar para escucharlo; ya que no tiene con quién brindar, finalmente lo prueba y siente las esperadas corrientes que pasan por la mandíbula, desde el fin de las orejas hasta la cumbamba.

Verónica enciende un cigarrillo; ve a lo lejos, mira el horizonte iluminado; oye la melodía, escucha la canción con los ojos aguados y canta “la Verónica mitad tiene muy poca maldad pero está cansada de esperar” siente un nudo en la garganta, un peso en la espalda, un cansancio en los pies y el alma. Continúa fumando, bebe más, fuma más para sentir su cuerpo lleno de licor y humo. Más ideas en la mente, más odio en el corazón y por el corazón. Odia el Tic-Tac-Tic-Tac que le ha acompañado siempre, el que la ha puesto a esperar en vano a que el podrido planeta sea menos banal, menos avaro, menos ocupado, sin tiempo de sentimiento ni razón, sin tiempo de corazón.

El juez de su cuerpo, su corazón, mide lo viva o muerta que pueda estar, se acaba de acelerar a causa de la última bocanada de humo con nicotina que se ha tragado. El juez del dinero, el reloj, mide lo productivo o ineficiente que pueda llegar a ser una población, y el dinero es el motor del mundo, el que lo hace sonreír o entristecerse, entrar a la guerra o vivir la paz. Verónica está cansada de no tener lugar ni tiempo en este planeta tierra, de buscar un nuevo orden y no encontrarlo, de reclamar cariño y no recibirlo.

A su última copa de vino le mezcla una gota de muerte. Sabe que al morir encontrará un espacio en el cementerio, pero ya no en el tiempo; no será presente ni futuro, sólo pasado. El corazón de Verónica nunca más hará Tic-Tac-Tic-Tac-Tic…

Andrea Arango Gutiérrez.

Cómo Hablar de la manera indicada (coprolalia)

En el día de hoy he vivido ciertas experiencias que me han demostrado que Hablar de la manera indicada, es decir hablar popo pero hablarlo bien, hacen que las circunstancias mejoren frente a cierto tipo de personas. He aquí una aclaración que es menester apuntar: No se pueden dar el lujo de hacer dicho acto con cualquier sujeto que se atraviese en su vida académica, ya sea universitaria o colegial.

Iré a lo que nos compete.
Al primer paso que se debe tomar, por cuestiones de claridad y eficacia, le llamaremos 'Empelicule'. Con la anterior palabra lo que se quiere expresar es que el sujeto que va a practicar el acto de Hablar de manera indicada debe estar preparado en el ámbito sicológico y creerse que lo que está diciendo es realmente importante, o por lo menos, hacerlo creer a quien será su desafortunado escucha o lector, como en este caso usted. Debe tener una voz que demuestre seguridad y, sobretodo, seriedad con lo que se está diciendo, ésta debe existir incluso cuando se escribe.

El segundo paso, que llamaremos 'Recursividad', consiste en recopilar todo el conocimiento que el sujeto que va a practicar dicho acto tenga en su consciencia al momento de Hablar de la manera indicada. Lo que se aconseja hacer, es ubicar la relación existente entre lo que se conoce y decirlo con las palabras exactas y propicias.

El tercer y último paso es 'Aguante'. En este momento del acto, el sujeto debe, literalmente hablando, "aguantarse la risa" (como dicen popularmente) para que su escucha (en este caso no aplica al lector, es decir, usted no aplica) no pierda la credibilidad en su seriedad que el sujeto ha creado. Este paso, indiscutiblemente, es el que tiene el mayor grado de complejidad debido a que se hace difícil contener la sensación que muchos llaman "risa".

A continuación, para efectos de ilustración, citaré algunos escritos que los he tomado sin permiso de la remitente (en el primer caso) y del autor (segundo caso).

Primer Caso
Éste es un correo que quien escribe envió a una persona, la persona no sabe que ese mensaje ha sido publicado.
"
Buenos deseos para usted y todos los que en este momento le hicieren compañía.

Debido a las circunstancias en las que hoy nos encontramos...Aunque en realidad debo hablar en singular, es decir, a las circunstancias en las que la señora Andrea Arango de Todavía no se Sabe Quién se encuentra, dicha señora (o señorita, aún su estado no se comprueba, pero la creeremos señora) ha dejado en el olvido a quien en este tiempo hiciere este intento de carta.

Éste es un manifiesto de protesta ocasionado por las acciones de descuido que la señora anteriormente nombrada ha tenido con la señorita (su estado SÍ es de señorita aunque muchos piensen lo contrario) y respetada Maria Clara Calle totalmente de Valencia.

La relación entre la que creemos señora y la señorita se ha visto verdaderamente abandonada por la primera, con el argumento de "no tengo tiempo". Sin embargo, en una conversación telefónica realizada el jueves 22 de enero del año 2009, la que creemos señora ha dicho, con las siguientes palabras suscitadas por sus cuerdas vocales: "sí tengo tiempo pero lo gasto en otras cosas".

La presente es para informarle y exigirle a la que creemos señora Arango de Todavía no se Sabe Quién que no deje en el olvido a su más fiel amiga: la señorita y respetada Maria Clara Calle totalmente de Valencia. Sin embargo, este intento de carta plantea una duda que se pondrá en cuestión: ¿Aún la señorita es la más fiel amiga de la que creemos señora? Si no es así, favor informarle a la señorita Calle para que ésta pueda escurrir unas cuantas lágrimas.

Pero, si las ideas planteadas por la señorita Calle acerca de ser todavía la más fiel amiga de la que creemos señora Arango son ciertas, favor comunicarse con [se omiten teléfonos por razones de privacidad] para solicitar una salida y conversar un rato.

Gracias por la atención prestada.
Con el más íntimo afecto. La señorita y respetada Maria Clara Calle totalmente de Valencia."

Segundo Caso
Este caso es un aparte sacado de un correo que escribe Lucas Vargas y Sierra (favor ingresar a su blog ojosmiopes.blogspot.com) a unos compañeros de la universidad, dentro de los cuales figuro. Lucas y los otros remitentes tampoco saben que este fragmento ha sido publicado. A ellos, tanto como a Andrea, no les pido ni las más mínimas disculpas.

"Respecto al caso de a dónde debe ir Juan David López (de ahora en adelante tal caso se tratara bajo el códice de "expediente Barbosa") tengo dos anotaciones importantes que hacer. La primera responde a la comodidad del sujeto directamente implicado en el expediente Barbosa y se refiere a qué sería lo mejor para el individuo de estudio. Dentro de mi pensar de técnico marihuanístico colombiano (que bien puedo ser de Colombia o de Colombia) es más viable que el sujeto venga en las horas de la tarde, dado que de tener que llegar a las 8 donde la señorita Clara (que bien puede ser Maria o Clarita o Jesusa de Valencia) y tiene que estar a las 12 en su lugar de origen, deberá partir de la reunión a eso de las 10 de la mañana -recordad que es un paseo intermunicipal- así que sólo tendría dos horas útiles. En la tarde, en cambio, puede colaborar durante más tiempo.

El segundo argumento que blando (de blandir no de blandura) responde a fines homoeróticos y está contemplado en la letra chiquita del expediente Barbosa. Se trata del deseo de monopolizar el uso de Juan Davides... Bien puede estar López abajo o en el medio pero en estos momentos de coyuntura es necesaria su participación en enérgicos ejercicios de libertad sexual. Yo sé que el individuo en cuestión muere de la curiosidad.

El tercer argumento es el más importante de todos. Se refiere a la libertad del sujeto por el cual surge el expediente Barbosa y puede ser resumido en una sola frase, muy usada por mayores en estas épocas de horror. Dice así -con entonado acento-: "¡Haga lo que le de la gana!". Su merce decide si le queda mejor caer por la mañana o por la tarde. A nosotros nos da igual. Favor recordar que en este continente americano (que bien puede ser Europa o Bolombolo) nadie es indispensable.

Mis mas sentidas despedidas queridos coterraneos de la tierra (que bien puede ser Marte o París). Espero la respuesta de López a ver entonces como queda la cosa.

******* ACLARACIONES POSTUMAS AL TEXTO********

Laura Rojas declara que nunca ha atrapado a su novio en actividades homosexuales y que en lo que a su testimonio respecta, Lucas no siente ningún tipo de atracción porlos juandavides. Eso significa que bien lo anterior puede ser escrito como broma o que Lucas es un excelente mentiroso en sus relaciones de pareja."


Es así que queda claro cómo se debe realizar el acto de Hablar de la manera indicada, o como dicen popularmente, de hablar mierda. Sabemos entonces, que para realizar tan mencionado acto, se debe tener Empelicule, Recursividad y Aguante.

Gracias por malgastar su tiempo en este artículo y haber llegado hasta aquí.

Por Maria Clara Calle.

viernes, 16 de enero de 2009

En literatura: A sangre fría

(Éste es un trabajo que presenté en la universidad, pero, respondiendo a múltiples situaciones, he preferido modificarlo para subirlo al blog. He aquí el resultado -a medias- de mi trabajo)




Truman Capote ha sido considerado como uno de los mejores escritores de la historia, tanto del periodismo como de la literatura. Este escritor, quien trabajó en la revista The New Yorker entre 1941 y 1944, siempre creyó que el periodismo podía ser como una forma literaria que tuviera credibilidad, combinada con la inmediatez del cine, la libertad de la prosa y la precisión de la poesía. Capote llamó a este propósito Novela de no-ficción (Nonfiction Novel).

Esta percepción de cómo contar historias sumado a su sensibilidad para captar la realidad de las cosas y a su habilidad para entrevistar y conseguir lo que necesita se ve reflejada en su libro A sangre fría.

Ya comenzando la décado de los 60's, a pesar de haber escrito varias obras (dentro de ellas Desayuno en Tiffany's), Capote siente la necesidad de crear una nueva manera para contar historias, más que crear una nueva historia. Es en ese momento que Capote se entera del asesinato -sin motivo aparente- de la familia Clutter en Holcomb, un pequeño pueblo en el condado de Finney (Kansas). Al enterarse de ese suceso, llama a su amigo de la infancia Harper Lee para que lo acompañe al lugar de los aconteciemientos.

Debido a la complejidad del caso, Capote tarda seis años en recolectar la información. Durante ese tiempo habla con los asesinos, con familiares y conocidos de los Clutter, con los investigadores y con quien aporte para contar, de manera acertada, el relato que tanto había esperado, dando como resultado A sangre fría.

Éste es un relato periodístico impecable, en el que el autor logra narrar de manera imparcial los hechos tal cual sucedieron, para que el lector sienta el ambiente y la situación como si la estuviera viviendo en carne propia. Una perfección de relato periodístico donde la voz del escritor queda relegada por la realidad de los acontecimientos y la percepción de los personajes involucrados en el asesinato.

El escritor cuenta este hecho de tal manera que lo hace parecer una novela, sin perderse nunca de la realidad de los acontecimientos. Perry Smith y Dick Hitckock (los homicidas), al igual que los Clutter o cualquier otro personaje, quedan plasmados en la mente como si el lector, en vez de una narración, hubiera visto una fotografía de 20 X 25. Todo gracias a la capacidad que tiene Capote para describir.

El asesinato, la manera que utiliza el autor para contarlo, los sucesos y los personajes hacen que quien lea la historia se sumerja en ella y siempre se interese por el qué vendrá después. La capacidad que tiene Truman Capote al momento de escribir es tal, que no importa que desde un comienzo se sepa quiénes son los asesinos, que en la mayoría de los escritos de este género se deja para lo último con el fin de enredar al lector. En este libro, desde el primero de los cuatro capítulos, se conoce que Perry y Dick son los asesinos, son quienes matan a los Clutter a sangre fría. Sin embargo, esto no es impedimento para que el lector se interese por la historia. El conocer cómo lo hicieron, quiénes y cómo los descubren, la descripción y el estilo del escritor es lo que atrapa.

El estilo de Capote, su idea de 'novela de no-ficción', su sensibilidad para captar la realidad y la precisión y validez para hacerlo quedan plasmados en A sangre fría, y esto es lo que lo convierte en la obra periodística y literaria que ha sido tan apremiada.

Así que, mis queridos lectores, les recomiendo este libro. No mueran sin antes habérselo leído.

Por Maria Clara Calle.

De guerrillero a insurgente

No lo niego, hasta hace poco me enteré del verdadero significado de insurgencia.

Yo, al igual que la mayoría de los colombianos (grave error pertenecer a la mayoría en Colombia), estaba -la mayoría aún lo está- convencida de que la palabra insurgente era algo parecido a decir que era militante de las FARC.

Al creer que esas dos situaciones eran parecidas, inmediatamente mi cerebro se encargo de tildar como mala palabra a las letras que conformaban INSURGENCIA, no porque crea que las FARC son las únicas que tienen mal al país, como lo cree la mayoría, sino porque para mí las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia hace rato debieron dejarse de llamar guerrilla pues hace rato dejaron de estar del lado del pueblo. Porque fue hace rato que comenzaron a secuestrar al mismo pueblo y a quemar las fincas de campesinos que no tenían otro sustento diferente al de su tierra, todo porque se encerraron en una guerra a muerte contra los paramilitares.

Es mi desprecio hacia las FARC (repito, no porque me coma el cuento del enemigo único de varios gobiernos sino porque ya no son guerrilla y se siguen llamando así) el que hizo que me tragara enterita el maquillaje de la palabra insurgencia que ha hecho el gobierno de Álvaro Uribe.

El problema con tan mencionada palabra es que la insurgencia TIENE que estar presente en una nación que se dice democrática, como Colombia, todo por el simple hecho de que esta susodicha significa levantamiento contra la autoridad. Algo poco más o menos parecido al deber de la desobediencia civil del que Andrea ya ha escrito.

Además, la insurgencia no siempre está relacionada con las armas; también puede haber insurgencia sindicalista o urbana que no está de acuerdo con las cosas que suceden ni con el cómo suceden.

Al hablar de insurgencia se está hablando de una inconformidad de cierto grupo de individuos que decidieron juntarse para mostrar su disgusto frente a algo y para intentar que las cosas cambien. Eso, en una democracia, debe ser respetado pues se supone que en esta idea política caben todos los puntos de vista incluso el de la oposición; repito, SE SUPONE.

Lo que ha hecho el gobierno actual, el que viene desde 2002 (casi 7 años en un país donde se declamaba la no reelección), es hacer creer al pueblo que todo aquel que se levante en contra de lo establecido, simplemente por no estar de acuerdo, es un guerrillero, pero no guerrillero en el sentido de la palabra, sino el que se hace llamar guerrillero y milita en las FARC; cosa que para la sociedad colombiana y para la mentalidad que los medios han creado es una falta de respeto, y de las graves.

Entonces, como quien dice, aquí, en Colombia, país de la democracia convertida en seguridad y de la confianza (sólo inversionista) estar en desacuerdo es perverso pero hacer algo para cambiar las cosas es dibujarse un punto rojo en la frente para terminar tres metros bajo tierra. Esto último no lo saco del gobierno ni del presidente ni de la Constitución, eso me lo ha demostrado el conocimiento de muchos casos y lo saco de mis propias conclusiones, las mismas que me empujan a ser más agresiva con cada uno de mis escritos.

Por Maria Clara Calle.

Escribir: opuesto a mí

La escritura es como una manera de desentenderse del mundo mostrando lo que uno quiere ver. Es una forma de divulgar los pensamientos y sentimientos más profundos, utilizando las palabras exactas para acabar con la realidad que se desearía no existiera.

Al escribir doy mi grito de inconformismo con los asesinatos, el hambre, la pobreza, la desigualdad descomunal, la corrupción y el poder manejado para hacer daño. O bueno, por lo menos eso es lo que me gustaría lograr, pero para eso hay que saber escribir.

No es fácil convertir unos pensamientos vagos, extraños y varios que a veces rayan con la locura en palabras coherentes, llenas de sentido y de propósito. De verdad, es muy difícil escribir. Pero cuando digo escribir no me refiero a garabatear una que otra frase, como este dizque escrito; no, me refiero a las buenas obras y a los genios que se han hecho pasar por escritores. Y mucho ojo con ese "genio" que no quiere decir conocido ni reconocido, sino simplemente GENIO.

Cuanto quisiera saber escribir, saber erizar la piel, saber sacar una lágrima, saber inculcar un pensamiento, saber producir rabia o tristeza, cuanto quisiera ser alguien que escribe. En algunas ocasiones odio ser simplemente buena en muchas cosas. A veces creo que ese "ser buena" en diferentes ámbitos es lo que me ha imposibilitado ser excelente en una sola cosa.

Tener una habilidad media para bailar, tener gusto por la cocina, conocer medianamente los vientos y el comportamiento del velero ante ellos, saber un poco-casi nada de música, historia y dibujo e intentar hacer buenos artículos: a mi parecer, son todas estas cosas las que me han impedido ser una genio en la escritura. "Escriba lo que escriba pienso que no soy tan bueno", dice Nach en una de sus canciones y eso es lo que siento.

Se me encrispa la piel a leer un muy buen escrito por dos razones, una de no sé qué causada por la sensación de genialidad que invade todo mi cuerpo y la otra de impotencia por no ser yo quien produzca esa sensación.

Esto no lo escribo para buscar consuelo ni ayuda pues para la escritura no hay profesor ni apoyo, simplemente para escribir bien se lee y se escribe, punto. Esto lo escribo con el único propósito de dar por sentadas mi impotencia, mi envidia, mi respeto, mi admiración y mi alabaza para con quienes, de verdad, saben escribir. Cuanto quisiera crear con un dizque escrito mío (cualquiera que sea) una décima parte de lo que puede producir un escrito real.

O quizá sólo escriba esto porque mi poca habilidad me impide escribir algo mejor acerca de algo más interesante que mi simple imposibilidad frente a la escritura. ¿Sonó enredado cierto? Pues sí y no lo pienso cambiar.

Por Maria Clara Calle.