domingo, 18 de abril de 2010

Un paso atrás con Juan Manuel Santos

El futuro de la humanidad no está escrito por la providencia, está compuesto por una serie de acciones individuales y colectivas que se emprenden en el presente; la voluntad humana tiene la determinación de cambiar, continuar o retroceder en su historia. Esto sin desconocer que existen condiciones materiales o eventualidades propias del azar, es por ello imposible prever el futuro o tener la certeza de que será mejor que el pasado.

Sobre la base de unas condiciones dadas podemos pensar qué consecuencias tendría una decisión, es decir, sabiendo que Juan Manuel Santos y Antanas Mockus son los más opcionados, podríamos imaginar qué consecuencias históricas tendría el elegir a éste o a aquel de presidente para Colombia.

Colombia ha sido un país tradicionalista que desde hace menos de un siglo ha estado gobernada por la misma clase dirigente, dueña de grandes empresas y medios de comunicación; la sociedad colombiana ha visto pasar por los altos cargos en Bogotá los mismos apellidos una y otra vez, Holguín, Ospina, López, Lleras, Rojas, Pastrana o Santos.

Las mismas familias gobernaron el país hasta el 2002, cuando Álvaro Uribe Vélez comenzó su periodo presidencial, con un aire renovado que pretendía acabar con la politiquería tradicional e implementar un verdadero sistema democrático en el que el pueblo se viera representado por los dirigentes. Durante los 8 años de su gobierno hemos visto cómo el caudillismo fue más eficiente para consolidar una nueva élite, que para renovar la democracia. El agro tuvo un gran crecimiento y los grandes hacendados comenzaron a eclipsar la clase dirigente bogotana en los cargos públicos.

Uribe no logró acabar con la corruptela propia de la política tradicional porque la cambió por una nueva, en donde los hacendados de la mano con los narcoparamilitares se han visto representados; pero sí logró cambiar el estilo de hacer política por uno más carismático, que despertó el interés social en los asuntos públicos y generalizó el optimismo. La posibilidad de seguir con el posicionamiento de la nueva clase dirigente llegó a su fin ante la imposibilidad de una nueva reelección o de la candidatura de Andrés Felipe Arias.

Esta vez las circunstancias toman su lugar y Juan Manuel Santos es quien continuará con el proyecto uribista. La pregunta es, cómo ese apellido (Santos) va a apoyar el afianzamiento de la nueva élite si él representa la vieja. Es evidente que Santos es un paso atrás para el proyecto uribista.

Ante la posibilidad de dar un paso atrás en la historia y elegir a quien representa la vieja clase dirigente, con la que la sociedad no se ha identificado, existe la alternativa de Mockus, que no representa ninguna de las dos élites, y propone, está vez sí, un verdadero sistema democrático, en donde los gobernantes no se configuren en nuevas oligarquías y tengan cercanía con la ciudadanía activa. Asumiendo todo el reto educativo que ello implica.

Como sociedad colombiana, que forja día a día su futuro, tenemos la posibilidad de dar un paso atrás con Santos o un salto adelante con Mockus.

Andrea Arango Gutiérrez.

lunes, 5 de abril de 2010

La mariposa descarada


En frente de un río claro, sobre una gran piedra y mirando al cielo pienso en la perfección de la naturaleza; y de repente una mariposa, que se pasea delante de mis ojos y haciéndole una pequeñísima sombra al sol, comprueba mi pensamiento.


Desde mi desconsoladora posición rastrera la veo roja con amarillo y naranja, sólo unos puntos negros la acompañan, se ve hermosa; y no bastándole con ello, da una suave vuelta en semicírculo diagonal, para dejar ver un poco del lado que antes veía el sol y yo no; azul torna sol, azul fuerte y a veces morado.


Ella no cedió una parte de su cuerpo, como suelen hacerlo las más coloridas, para ser negra o café. Esa mariposa es descarada.


Andrea Arango Gutiérrez