viernes, 28 de noviembre de 2008

Nuestro ideal ultimo

“… nuestro ideal ultimo de mejorar iba mucho más allá de la democracia y nos hubieran clasificado decididamente bajo la designación general de socialistas. Aunque repudiáramos con la mayor energía esa tiranía de la sociedad sobre el individuo que se supone que implica la mayoría de los sistemas socialistas, esperábamos, sin embargo, la llegada de esa época en la que la sociedad ya no estará dividida en trabajadores y desocupados; en la que la regla de que el que no trabajara no come no se aplicará sólo a los pobres, sino a todos de manera imparcial; en la que la división del producto del trabajo, en vez de depender, como en tan gran medida lo hace ahora, del accidente del nacimiento, se hará de acuerdo con un principio reconocido de justicia, y en la que ya será posible, y se pensará que lo es, el que los seres humanos se esfuercen denodadamente en producir beneficios no ya exclusivamente para ellos, sino compartirlos con la sociedad a la que pertenecen”

John Stuart Mill

Las instituciones y los ciudadanos

"La máquina la hace el hombre…
y es lo que el hombre hace con ella"
Jorge Drexler


Es la democracia deliberativa, la participativa; la única esperanza de cambio social y de desarrollo por las vias legales. Pero es necesaria una sociedad civil con ciudadanos activos, como agentes de transformaciones, de constantes renovaciones y reivindicaciones; actores políticos que controlen el ejercicio del poder. Es la participación consiente y masiva de los ciudadanos con cultura política, la que lleva al mejoramiento de las instituciones.

Cuando las instituciones son ineficientes no pueden ser desechadas, pues es por ellas y para ellas que el ser humano se convierte en ciudadano; son las instituciones las que transforman al ser y el ser el que las forma y transforma; es un circulo que se retroalimenta. Por lo que es fundamental, el constante movimiento, las conrtadicciones que dinamicen, renueven, cambien y transformen la "democracia" colombiana. Es que la democracia es también desobediencia civil, protesta y rebeldia cuando se está inconforme y el Estado debe garantizar este tipo de manifestaciones, no oprimirlas. ¿Quién dijo que democracia es orden?

Necesitamos de una base plural en la mentalidad y los actos, llena de tolerancia; que resista convergencias y divergencias, para que así avancemos hacia una sociedad más digna, tanto política como socialmente.

Andrea Arango Gutiérrez.

viernes, 21 de noviembre de 2008

A la hora de vivir

Para mi amigo de la infancia,
Aunque quizá nunca llegue a leerlo.

El reloj de pulsera de Sara da las 4:40 a.m. como la hora para despertarse. Se levanta de su cama pasivamente y empezando, al igual que los días anteriores, con el pie derecho. Aunque un baño caliente la espera, está pensando en que la coge la tarde, o más bien, la madrugada.
Croissant, un poco de queso holandés, un huevo en cacerola y un chocolisto para empezar su día. Después de su corto desayuno se cuelga el portátil en su espalda y ya está lista para salir. Sólo le bastarán 10 ó 15 minutos para llegar a la universidad. Todo depende de qué tan rápido maneje hoy, aunque por su corta edad y por estar estrenando pase, lo más probable es que llegue antes de lo esperado.

Otro reloj, esta vez de mesa, marcan las 6:00 a.m. Pedro debe levantarse a comenzar su día. No piensa con qué pie empezar, sólo se prepara para recibir esa agua fría que le congelará hasta los pensamientos. Sale de la ducha y se viste rápidamente, mientras su arepa se está calentando. Quesito, mantequilla y un chocolate tibio serán sus acompañantes.
Son las 6:30 a.m. y Pedro ya está en la puerta de su pensión, dispuesto a salir a trabajar. El tiempo no le preocupa, pues sabe que llegará a la hora precisa a la empresa: 7:00 a.m. como en los últimos dos años. Además, en una mañana como hoy, lo preocupante es mojarse en el camino, no los minutos que se pueda demorar.

8:00 a.m. y Sara acaba de terminar su clase de seis. Busca algo que le quite el sueño ocasionado por su profesora, y junto con sus compañeros se sienta en una mesa a hablar de la vida, del periodismo, de política, de literatura, del mundo y de este famélico país. Hoy será un día largo, así que es mejor un buen cappuccino para resistirlo.

Las horas han pasado, rápida o lentamente, pero ya se fueron. El reloj marca las 12 m. Pedro, agotado y con ganas de almorzar, se va solo a la cafetería del frente de la empresa de plásticos en la que trabaja. Pide el menú del día y en esas llega uno de sus compañeros a hablarle de lo cansado que está y de lo mal que va la situación. Pedro, de manera simple, asiente mientras va masticando los fríjoles humeantes que hace un momento habían llegado a su mesa. A duras penas puede entender lo que pasa a su alrededor, él no está pendiente de la vida de otros que no sean su familia. La política, las guerras mundiales y la economía de las potencias es algo que para él ya no existe, se ha esfumado, al igual que el sueño de ser un profesional.

Sara, sonriente como los días anteriores, llega a comprar el almuerzo de hoy al restaurante de su facultad. Busca un lugar donde sentarse con sus compañeros, pero debido a que al medio día las bancas universitarias están con el cupo lleno, deciden sentarse en el piso del bloque 25, teniendo sumo cuidado para que el sánduche no vaya a derramar salsas sobre su computador.

4:05 p.m. Pedro para de trabajar por unos segundos, los dolores en su espalda cada vez son más fuertes y críticos. Eso de cargar cajas no le está conviniendo a su cuerpo. Sus compañeros de trabajo le dicen: "Pedrito cuidate, mirá que vos todavía estás muy chiquito y no te podés joder desde ya. Mirá que todavía te queda una vida por delante". "¡Cual chiquito!" -grita Pedro- "yo ya tengo 19 años y nada de niño. En cuanto a la vida, si va a seguir así, espero que no me quede mucha".

4:45 p.m. Las clases de Sara han culminado por hoy. Está algo cansada de cargar su computador, por lo que se queja constantemente. Antes de irse para su casa a dormir -porque un día así lo amerita- le propone a algunos de sus compañeros llevarlos a sus casas. Todos ya tienen cómo irse. En su interior, Sara se alegra, pues los capuchinos y los tintos del día no hicieron la labor que debían hacer y los abrebocas que consumió no le cerraron el estómago.

Son las 7:30 p.m., Pedro no deja de ver el reloj en la pared, sólo quiere que la máquina dicte las 8 para buscar algo de comida. Aunque ya terminó de montar todas las cajas que había en la bodega y ha cumplido las horas de trabajo de hoy, Andrés, su jefe, le ha pedido que se quede unas cuantas horas extras para arreglar las oficinas. Pedro, por recibir unos cuantos pesos demás, accede.

A las 9:00 p.m. Sara se levanta de su siesta e inmediatamente comienza a llamar a sus amigos para definir si hay o no hay salida esta noche. Después de unas cuantas telefoneadas, han decidido ir a la casa de Susana a catar unos vinos que su padre trajo en el último viaje a Francia. Pero antes de irse debe comer algo, no vaya a ser que se desmaye. Busca a su mamá y le pide que le caliente unos huevos con tostadas.

El tic-tac del reloj es lo único que le da la bienvenida a la pensión a Pedro. Él lo mira, son las 10:35. Busca algo en su vacía nevera. Sólo hay una naranja, una tajada de queso rancio y el trago de chocolate que dejó esta mañana. "Nada mal", dice sarcástico.

A las 11:00 p.m. Pedro, después de varios intentos, logra comunicarse con su familia que está en el pueblo en el que nació.
"¿Cómo estás mijito?", le pregunta su madre al otro lado de la bocina. "Bien mamá. Aquí las cosas están mejorando; no se preocupe que en muy poco tiempo voy a recoger la platica para que se vengan a vivir acá. Viejita mía, vas a ver que muy pronto las niñas, mi papá, usted y yo vamos a volver a estar juntos. Más bien cuénteme como van las cosas por allá ¿Esa gente ha vuelto por la finca?".
3 minutos después colgaron. Al hacerlo, un suspiro sale de la boca de Pedro, las noticias que le dio su madre no son para nada buenas.

Son las 11:30 p.m. y Sara ya está algo tomada, tener el estómago vacío le ha ayudado. No es la ocasión lo que la hace beber, pues a fin de cuentas, hoy es un día como cualquier otro. El tener la grata sensación de la uva fermentada en su paladar es lo que le impide ponerse límites, más de los que sus 18 años le permiten hacerlo.

Mientras Sara se extasiaba con cada sorbo, Pedro estaba dando vueltas en su cama sin poderse sacar de la cabeza lo que le dijo su madre, sin dejar de pensar cómo va a hacer el día de mañana para que las cosas cambien.

1:00 a.m. y Sara ya está en su cama, agotada y rendida. "¡Vaya vida la mía!", dice a manera de reproche, con su rostro mirando hacia el techo y preguntándose cómo será el mañana, si acaso no podrá mejorar.

Durante esos momentos de meditación de Sara, Pedro estaba en otro lugar de la misma ciudad, aunque no de la misma Medellín en la que vivía ella, cerrando sus ojos queriendo que toda su vida fuera tan sólo un sueño, un sueño que se acabara al despertar.

Por Maria Clara Calle.
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Esta es una historia inspirada en algo que de verdad está sucediendo. Pero al decir inspirada me refiero a todo el sentido de la palabra, con esta digo que hay cosas en el texto que sí son ciertas y otras que han salido de la loca cabeza de esta loca sujeta.

¿Globalización? ¡No gracias!


Las instituciones no crearon al pueblo, fue el pueblo quien las creó y basta el pueblo para cambiarlas cuando no funcionan.

Vivimos en un mundo globalizado, con un proyecto neoliberal implantado en cada país; en donde la relación Estado–ciudadano es reemplazada por la de mercado-ciudadano, o mejor, mercado –consumidor; se despolitiza la sociedad civil y hay una posibilidad de participar, votar cada cuatro años; nos encontramos en una lógica de democracia representativa, de malos manejos de los recursos, corrupción y captura del Estado, de lo público, por los intereses particulares.

Ya no, cada ciudadano, sino, cada individuo debe apoyar el libre mercado, en pro de la modernización del país. Y tanto a los empresarios como a la población civil les corresponde la responsabilidad social, la solidaridad y la caridad; para socorrer a los que el Estado ausente ya no puede, porque se achico para agrandar empresas, pues ellas generarán más empleo y sabrán dinamizar mejor el mercado; entran de otros países, a explotar y dinamizar, a dar empleo y mejorar la calidad de vida. Pero ¿qué tipo de empleo generan? Desaparece toda posibilidad de Estado de bienestar, las condiciones de vida dignas para toda la población, que eran deber del estado y derecho del ciudadano, ya son caridad de la empresa privada.


Y personas que viven en condiciones precarias, indignas. Porque falló la maravillosa solución de las empresas redentoras; no tienen tiempo de politizarse. Dice Raymond Aron en ensayo sobre las libertades exponiendo una tesis de Marx que“…la política está separada de la vida cotidiana concreta de todos y cada uno porque el propio trabajo se halla alienado, porque la propiedad privada de los instrumentos de producción convierte al obrero en esclavo de un patrono y al mismo patrono en un esclavo de las cosas, de las mercancías, del mercado” El afán de sobrevivir, el día a día que apremia, no deja formas de protestar, actuar, reunirse y formar acciones colectivas que dignifiquen las condiciones de vida. No se hace posible la democracia deliberativa, participativa, plural, renovadora.
Andrea Arango Gutiérrez.

Libertad y Mafalda


Hablemos de la vida

(Esta conversación puede asemejarse a una de las tantas que tengo día a día con diferentes personas. Claro que eso no quiere decir que yo sea Fernando o César).

Fernando: ¿Será necesaria una revolución para cambiar el mundo?

César: Pues claro que es necesaria, sino ¿cómo carajos va a cambiar esto?

Fernando: Pero ¿eso no significa matar a mucha gente?

César: No, no, no. Hay muchos tipos de revolución. En unas sí muere gente que de verdad no merece estar 3 metros bajo tierra con los gusanos encima, pero en otras, las que verdaderamente sirven, no se derraman litros de sangre, por el contrario, corren ríos de conocimiento.

Fernando: ¿Cómo va a ser eso si hay gente a la que no le conviene que otros se eduquen? O es que acaso les va a interesar que haya más posibilidades de perder su platica.

César: Hermanito, pues yo no tengo ni idea de cómo puede llegar el cambio. Y tampoco busque que yo le responda en unas cuantas palabras y en un segundo lo que la humanidad se ha preguntado por años. Pero eso sí, yo soy de las personas que creen que para cambiar esto y este mundo es necesaria la educación. Pero no de la que enseña a escribir Álvaro con V y no con B, o libertad con la de burro y no con la de vaca; no. Esa nos puede ayudar pero es más fácil de adquirir. La educación que yo digo es la que enseña a analizar y a encontrar la solución de los problemas. Esa, la que está al lado de la consciencia, es la que va a llegar algún día a mejorar esto.

Fernando: No viejito, estás muy equivocado. Olvidate de eso. ¿Vos creés que a todo el mundo le interesa aprender? ¿De verdad pensás que a todo el mundo le gusta leer como a vos o que todos estamos cansados con las cosas de hoy? Yo para qué voy a querer cambiar las cosas si como vamos, vamos bien.

César: ¿Bien? ¿Te parece muy bien que casi la mitad de los colombianos estén en la pobreza y en la indigencia? Eso por no hablar del mundo. ¿Te parece muy bien un país donde el ejército mata a quien se le da la gana y después dice que lo mató por ser guerrillero cuando en verdad era un campesino? ¿Bien que miles se mueran, literalmente, en la selva? ¿Eso de verdad te parece bien?

Fernando: Pero es que eso no me toca. Ninguno de los muertos de hambre o de los muertos del ejército es familiar mío. Yo para qué me voy a preocupar por eso.

César: Porque 'eso', como lo llamás, es consciencia social. Pero al parecer vos no tenés de 'eso', porque si sos capaz de decir que estamos bien sólo porque tenés con qué comer y porque no te han desaparecido a un familiar, es seguro que de esa consciencia no tenés nada. Ni de esa, ni de ninguna.

Fernando: Ah... No, no, no, no, no. ¿Sabés qué? Dejemos de hablar de tantas güevonadas que lo único que hacemos aquí es peliar. Calmate más bien. Mirá que ya va a empezar el partido y nos lo vamos a perder por hablar de tanta carajada.

César: Viejito, esto NO es carajada. Carajada es que perdás tanto tu tiempo en tanta pendejada que lo único que hace es embobarte. Eso es bueno, pero de vez en cuando.

Fernando: ¡BUENO YA! Que no quiero hablas más con vos de eso. Siempre me desesperás con tu exageración de las cosas. Más bien apurate haber si salimos algún día al partido.

Por Maria Clara Calle.

viernes, 14 de noviembre de 2008

La máscara del poder

Bajo la idea de libertad para el pueblo se han desencadenado las más cruentas batallas, se han asesinado cientos de personas, gobiernos enteros han mentido a su país y al mundo entero con tal de invadir, gobernar y tener el poder.

Parece que el mundo actual es maquiavélico. Aquí el fin justifica los medios, incluso cuando el objetivo de la guerra no es más que un disfraz para lograr el verdadero propósito: la acumulación de poder.

Los menos favorecidos y los oprimidos son utilizados por las élites económicas, políticas o religiosas para poder saciar sus intereses privados. Ellas, las élites, necesitan de las masas para ocultar sus objetivos, para esconder que lo que verdaderamente se quiere es su propio beneficio, no el del pueblo, ya que ellas necesitan de un oprimido para poder ser opresoras y las grandes vencedoras en todo este juego de toma y dame.

Así fue en la época de la independencia de lo que hoy llamamos Suramérica. En ese momento, las personas eran diferenciadas según la procedencia de sus progenitores; había negros, mulatos, zambos, indios, mestizos, criollos y españoles. Estos últimos, de padres españoles y nacidos en España, eran los que llegaban a estas tierras para gobernar, mientras que los criollos, hijos de españoles pero nacidos en América, no podían estar al mando del virreinato, a pesar de tener la misma sangre putrefacta corriendo por sus venas. Por esta razón, por querer gobernar y mandar, fue que decidieron incitar a todos los otros a defender su libertad y exigir su independencia, cuando lo que les interesaba era estar en el poder.

Lo grave es que esto se siguió repitiendo a lo largo de los años y a lo ancho del planeta.
Después de la segunda guerra mundial, Europa quedó totalmente destruida, pasando por una hambruna gigantesca por la falta de maquinaria, de energía eléctrica, de campos para sembrar y, sobretodo, de fuerzas.

Eran los momentos de las tensiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética, cuando el pensamiento ideológico de una nación estaba entre ser demócrata o socialista, con una Europa necesitando ayuda. Fue ahí cuando el ministro de Relaciones Exteriores de EE.UU., George Marshall, creó un plan de ayuda denominado Plan Marshall. Con éste se defendía la unió de los países europeos para que juntos derrotaran a la sombra del totalitarismo, se proclamaba una libertad de pensamiento y de mercado. Bueno, por lo menos esa fue la gran excusa. Pero en realidad lo que buscaba EE.UU. era encontrar un aliado en ese continente para que lo apoyara al momento de un ataque soviético y ¿quién podría ser más fiel si no era a quien alimentó en el pasado?

La historia nos muestra cómo algunos gobernantes -en cabeza de naciones- no fueron capaces de curar su sed insaciable de tener más territorios bajo su mando. Hacían y hacen lo que sea necesario para llevar a cabalidad sus propios deseos, así esto signifique muertes indiscriminadas, mentiras al por mayor y altos costos sociales y económicos.

El poder siempre dará más ganas de poder, sin importar que tan buenos o que tan macabros hayan sido los fines al comienzo de las cosas.

Un ejemplo de esto es Fidel Castro, quien con la ayuda del Che Guevara y otros milicianos, se tomó Cuba en 1959. Derrocó a Batista por su desacuerdo con las dictaduras, en especial con la de ese sujeto. Irónico que a Castro no le gustaran las perpetuaciones en el poder sabiendo que él lleva 49 años en el mando cubano. Más irónico aún es que el Movimiento 26 de julio, que estaba a su cargo y fue el encargado del golpe de Estado, no estuviera de acuerdo con el comunismo y terminara pidiéndole ayuda a la Unión Soviética.

Queda demostrado pues que la liberación proclamada en casi todas las guerras y en los enfrentamientos no ha sido más que una máscara para que los gobernantes hagan lo que les convenga y satisfaga: quedarse con el poder.

Por Maria Clara Calle.

Uribe y los indígenas

Los indígenas y el gobierno últimamente han tenido fuertes enfrentamientos.
Encontré en la página web http://colombia.indymedia.org/news/2005/11/33885.php que “El día 16 de diciembre de 1991, aproximadamente 80 personas pertenecientes a la Comunidad Indígena Paez del Norte del Cauca, habitantes del Resguardo de Huellas, acudieron a una cita aparentemente convocada por los nuevos dueños de ese predio en la parte montañosa de la hacienda del “NILO”, corregimiento el Palo, municipio de Caloto- Cauca. A las 21:00 horas aproximadamente hombres fuertemente armados se presentaron al lugar, y procedieron a reducir al Grupo de indígenas, a quienes obligaron a acostarse en el piso, y les dispararon indiscriminadamente, causando la muerte de 22 indígenas Paeces que se encontraban en estado de indefensión. De acuerdo a las pruebas recaudadas por la Procuraduría General de la Nación y la investigación Penal, la acción fue coordinada por el mayor de la policía nacional Jorge Enrique
Duran Arguelles, comandante del segundo Distrito de policía del citado Municipio.”
Por lo que el gobierno prometió reparar a la comunidad indígena con 15.663 hectáreas de tierra, de las cuales ha entregado el 40%; razón por la cual la comunidad indígena que habita la hacienda “la maría piendamó” ha manifestado fuertemente un descontento en los últimos meses. Emprendieron la minga el día 12 de octubre, para lograr una comunicación directa con el presidente de la república Alvaro Uribe Vélez.
El 2 de noviembre Uribe y los indígenas lograron realizar un debate que duró cerca de 6 horas; en donde las comunidades indígenas manifestaron el descontento con el gobierno actual, no sólo por el incumplimiento de las tierras, sino también por el estatuto de desarrollo rural, el posible TLC y pedían garantía de los derechos indígenas, exigiendo el retiro de la fuerza pública de la hacienda la maría.
L
os indígenas llevan pidiendo garantías y respeto, desde hace más de 500 años y no han sido tomados en cuenta; pues sus políticas de vida, de desarrollo y supervivencia van directamente en contravía con el movimiento del mundo, con el orden global neoliberal que los atropella, que nos atropella. Es claro que Álvaro Uribe Vélez es un neo liberal, como bien lo decía Jaime Garzón cuando éste era gobernador de Antioquia “Acierta la revista Semana en cabeza del dirigente vástago de César Gaviria al proyectar sobre el escenario nacional a esta neo-lumbrera neoliberal de esta nueva época, ¡¡caray!! Es que a Álvaro le cabe el país en la cabeza. Él vislumbra todo este gran país como una zona de orden publico total”. Y el modelo neoliberal necesita de países en vía de desarrollo para que los desarrollados inviertan, exploten la tierra y se vallan cuando ya no sean rentables. Para que existan imperios tienen que haber feudos, para que existan opresores tiene que haber oprimido y Colombia hace de los segundos.
A Uribe lo eligió Colombia a sabiendas del modelo neoliberal que tenía en mente. Y a los indígenas los han explotado desde que llego Cristóbal Colón; les dan suelo, pero no subsuelo; les dan selvas, pero no tierra fértil; les dan parques naturales, pero no minas para explotar; porque el sub suelo es del Estado y el Estado lo entrega a multinacionales que darán regalías y generarán empleo; pero ¿qué calase de empleo? Los indígenas quieren el subsuelo, los indígenas quieren que la explotación de la madre tierra alimente a sus habitantes, a los que nacieron en ella. Un modelo así sería uno socialista, intervencionista, que nacionalice las empresas, y el mundo le tiene
miedo a eso, Colombia tiene miedo del bienestar social.
Pienso que lo máximo que pueden lograr los indígenas es el cumplimiento del 60% de las hectáreas que faltan; y para sus otras exigencias habría que esperar al 2010 y elegir un presidente con políticas de menos apertura económica. En este aspecto es verdad, Uribe, el neoliberal no les miente.

Andrea Arango Gutiérrez.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Los fundamentos de la teoría dialéctica de la sociedad del materialista universal Karl Marx.

Marx fue ante todo un economista social que recogió la historia para elaborar una teoría crítica del orden existente; toma de Hegel la dialéctica, que es abstractamente filosófica para aplicarla en la sociedad como explicación del desarrollo histórico de los pueblos y demostrar que vamos hacia un modelo social, llamado comunismo. Es importante aclarar que entre Marx y Hegel hay una brecha que los separa; Hegel es un racionalista, idealista, que cree en la existencia de la razón humana y en la capacidad de ésta junto con otras razones, de encontrar la verdad absoluta por medio de la dialéctica universal, es decir, la dialéctica es el medio para llegar a la verdad de manera colectiva por medio de antagonismos, confrontaciones, tesis y antítesis para lograr una conclusión avanzada.

Marx acepta el proceso dialéctico universal, adopta el método hegeliano, pero cambia el fin filosófico por un fin social, cambia la razón y la búsqueda de la verdad, por el hombre y la búsqueda del bienestar económico; Marx no es un idealista racionalista, es un materialista; porque la historia empírica real ha negado la existencia de la filosofía, ya que ha existido una clase sin razón, una clase que no tiene tiempo para pensar porque está atada a su condición física, a su condición laboral, el proletariado, demostrando así que no es verdad que la razón sea universal e inherente a la condición social.

Kierkegaard a diferencia de Marx y Hegel, aboga por el individuo aislado en busca de sus necesidades y aspiraciones, en busca de la felicidad individual; no cree en la universalidad ni en las colectividades porque siente que niegan al individuo. Marx por ejemplo, en su concepto de libertad es universal, dice que mi libertad y la de los demás son una sola y se extiende al infinito; yo no puedo ser libre si mi sociedad está encadenada y Kierkegaard, abogaría por la libertad liberal, diciendo que mi libertad llega hasta donde comienza la de mi compañero.

Feuerbach opta a diferencia de Hegel, por el materialismo; no cree que la esencia y la condición del ser sean la razón, sino la naturaleza. Lo concreto y la realidad hacen al ser, es decir, el sujeto es pasivo, receptivo de lo que perciben sus sentidos, y Hegel negó que los sentidos dieran la verdad, piensa en un sujeto activo que piensa y encuentra la felicidad en el pensamiento, no en lo material. Marx a pesar de ser un materialista, hace una crítica a Feuerbach por la pasividad que le otorga al sujeto; ya que la idea de revolución presupone una preparación y participación activa del proletariado y la población en general, para que sea posible la coyuntura.

Marx se declara materialista por las condiciones materiales de su época, en donde lo económico coordina lo social y lo social determina lo mental, la consciencia. Ve como ilusoria las soluciones idealistas que liberan por medio de la razón.

El hombre debe trabajar para lograr dinero y conseguir condiciones de vida adecuadas que le permitan pensar, desarrollar su espíritu absoluto por medio del arte, la religión y la filosofía, construir su esencia. Pero en la sociedad capitalista no hay tiempo ni energía para construir esencias, porque son gastadas en un trabajo que no genera las condiciones, solo alcanza para sobrevivir; debido a que el modelo se perfecciona cada vez más, los grandes capitalistas tienen mucho dinero gracias al aumento de oferta laboral favorable que les permite explotar trabajos sin pagar lo suficiente, ni siquiera lo necesario, sacando así mucha plusvalía, que les genera ingresos para alimentar su bolsa de ahorro; la mayoría de la plata se queda en manos de pocos y la pobreza se generaliza.

El trabajo debería ser autorrealización, la actividad que desarrolle potencialidades físicas y mentales, el encuentro consigo mismo al trabajar un producto, la satisfacción de las necesidades, no el medio para satisfacerlas; en el sistema capitalista el trabajo es alienador, el producto trabajado es ajeno al obrero porque está fuera de su alcance y es el objeto que lo esclaviza. El trabajo no mira las necesidades ni habilidades de cada individuo, es una mera relación remunerativa, el individuo no puede elegir su trabajo, las relaciones ya no son entre seres humanos sino entre cosas, entre mercancías, interrelaciones con e fines económicas.

Es necesario entonces hacer una revolución universal para abolir el trabajo alienado, que es la base del funcionamiento del sistema capitalista, hay que crear un trabajo digno, para lo que se requiere la abolición de la sociedad privada, que es la generador de las clases sociales, socializar todos los modos de producción para que a cada uno se le de lo que necesita y no lo que trabaja y así lograr un libre pensamiento.

Marx analizó la sociedad capitalista desde sus inicios con el materialismo histórico y aplicó la teoría dialéctica de Hegel a la sociedad, mostrando como a lo largo del tiempo las sociedades han evolucionado gracias a sus antagonismos, a sus guerras. Muestra que la división de clases creada por el modelo capitalista trae consigo su destrucción, obedeciendo la teoría dialéctica; el proletariado hará la revolución que destierre del poder a los capitalista para crear un modelo comunista en donde no existan los antagonismos. La dialéctica de la sociedad y el materialismo histórico, son modelos para explicar la “prehistoria”, pero a partir del comunismo se habla de la “historia efectiva” en donde no exista ya lucha de clases; ya no será el mundo un universal negativo, sino un universal positivo. En donde todas las sociedades vivirán sin división de clases, sin trabajo alienado, en donde las necesidades físicas estén suplidas y podamos dedicarnos a construir nuestro espíritu, nuestra mente, nuestra conciencia, nuestra razón; en donde seamos verdaderamente libres.

Nota: este texto con base al libro “Razón y Revolución” de Herbert Marcuse
Andrea Arango Gutiérrez.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Homicidios impunes

(Lo que leerán a continuación se complementa con Información silenciada)

Al coger un periódico, al encender una radio o al ver un noticiero queremos saber qué sucede en el país, ya sea en materia política, deportiva, de moda, en fin; de lo que sea, pero siempre se acude a esos medios en busca información. Si no es por la comunicación que nos brindan la prensa, la radio, la televisión y la internet lo más probable es que no nos enteremos de lo que sucedió en otras lugares.


No se puede negar que cuando se ve un asesinato en la calle lo primero que muchas personas hacen es encender la radio para buscar información acerca de lo que presenciaron. Si buscan en los noticieros del mediodía dicho homicidio y no encuentran la noticia, se llevan un gran desconcierto y habrá quienes queden con un sinsabor.

Si eso puede llegar a suceder con algo que se vio en la calle, imaginen qué pasaría si el muerto es un conocido o si -peor aún- es un familiar. ¿Qué pensarían ustedes? ¿Cómo actuarían?

Muy seguramente harían lo que hacen miles de familias al ver que los medios no dieron ningún tipo de información acerca del muerto que se está cargando. Lo más probable es que exigirían respuestas por parte del asesino y recuerdo por parte del pueblo.

Ésta es una realidad que se vive día a día, un tormento que llevan sobre los hombros aquellas familias que corren el riesgo de que sus muertos se olviden, de que queden impunes sus asesinatos y de no encontrar culpables.

No son pocas las personas que tienen que cargan con esta pena. Según las estadísticas presentadas por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (http://www.medicinalegal.gov.co/), en julio de 2008 hubo 7,918 homicidios en todo el territorio nacional, y hay 1,317 casos que aún se están estudiando para definir si las muertes fueron accidentales, suicidios o por transporte.

Hay que hacer la aclaración que estos informes mostraron el gran incremento de los homicidios durante el mes de julio, el cual es el último reportado por Medicina Legal. Los otros meses del año han tenido unas cifras entre 1,100 y 1,300 homicidios, números bastante altos también.

¿Dónde están los más de 12,000 asesinatos de este año en la prensa? ¿Por qué ocultan estos homicidios? No siempre ha existido este silencio absoluto por parte de los medios. Si revisan el periódico El Tiempo de 1985 o 1986 podrán encontrar que regularmente se informaban unos cuantos asesinatos en las páginas 2-A o 3-A. No eran muchos comparados a los que ocurrían en dicho momento, pero esas noticias mostraban que en Colombia se estaba asesinando gente del común, no como los medios de hoy en día -entre ellos El Tiempo- que nos quieren vender la imagen de un país seguro y sin asesinatos.

Medicina legal, organización que regula, controla y presta los servicios forenses en toda Colombia, dice que en el 2007 hubo 16,318 homicidios, ya fueran por violencia sociopolítica, intrafamiliar, común impulsiva o económica. Esas mismas estadísticas dieron cuenta de los homicidios por violencia sociopolítica que ocurrieron durante el 2007. He aquí las cifras exactas:

Acción guerrillera 359
Acción Militar 905
Acción Paramilitar 92
Asesinato Político 4
Enfrentamiento armado 603
Intervención legal 85
Secuestro 28
Terrorismo 28
Violencia contra grupos 53
descalificados o marginales

La acción militar, según Medicina Legal, dejó el doble de muertos que la acción guerrillera y diez veces más que la acción paramilitar. ¿Está eso en las noticias, en la radio o en la prensa?

Los homicidios pasan por alto porque no salen a la luz pública, porque las voces de esas familias nunca son escuchadas por el pueblo colombiano. Porque aquí las personas están acostumbradas y enseñadas a olvidar fácilmente, lo que es fortalecido por el silencio de los medios y de los gobernantes.

Por Maria Clara Calle Aguirre.

Información silenciada

La realidad de nuestro país es tan irreal y tan común que día a día suceden acontecimientos que dejarían frío a cualquiera. Pero aquí, en Colombia, eso no sucede pues esos son hechos del diario vivir a los que nos hemos acostumbrado y con los que nos levantamos todas las mañanas.
Sin embargo, el hecho de que casi nada nos impresione no le da permiso a los medios para ocultar la realidad de esta sociedad, opacando unas noticias con otras que, en algunas ocasiones, son de menor importancia. Pero ¿a qué se debe este ocultamiento? ¿Quién decide qué noticias poner, cómo y dónde ponerlas? He aquí la lógica mediática que no es nada fácil de entender y mucho menos de responder.

En todos los medios de comunicación existe algo que se llama agenda. Para explicarles qué es esto, tomaremos como ejemplo los medios impresos, principalmente revistas y periódicos . La agenda es el resultado de escoger qué noticias se publican, en que página irán -teniendo en cuenta que la primera página siempre es la más importante-, qué espacio tendrá cada una para su desarrollo y cómo se van a tratar.

Pero no todo se puede decir, es ahí dónde entra la injerencia de cosas como la posición ideológica predominante, que casi siempre, hace que todos tengan el mismo pensamiento, alaben y ataquen lo mismo y a la misma persona. También están los intereses de los medios, pues ellos también tienen amigos y como dice el dicho: No se muerde la mano de quien te alimenta.

Por otra parte tenemos la obtención de la información. Cada persona quiere utilizar el espacio mediático para darse propaganda y venderse al público, en manos del medio y del periodista, está que ésto pueda llevarse a cabo o que no se logre. Lastimosamente hay un juego de toma y dame entre el poder y la información, donde unos no atacan a los otros mientras los otros sean beneplácitos con los unos.

Si tenemos en cuenta que el objetivo del periodista y del medio -en teoría- es vigilar constantemente el poder y a quienes lo ejercen para estar en el momento de estafa o robo y darlo a conocer al público. Si somos conscientes de que el periodismo es -teóricamente hablando-, como leí en alguna parte, el "perro guardián" que está a favor de lo público y acechando lo privado, nos daremos cuenta de que la mayoría de los medios colombianos no son más que una patraña.

Son una mentira de información constante, mostrando lo que les conviene y cómo les conviene, tergiversando cifras si es necesario, dando el don de la palabra y la posibilidad de mostrarse al público sólo a quien sea su amigo y a quien le ayude al medio, eliminando contexto (dejando la noticia cada vez más incompleta) para publicar un anuncio publicitario. Casi todos los medios -tanto en pro del gobierno como en contra- sólo muestran a la luz pública lo que está acorde con su ideología política y con sus intereses privados. El derecho a la información de todos ha sido reemplazado por el beneficio económico del medio.

Cada vez hay que leer más periódicos, ver y oír más noticieros para poder conocer la verdadera realidad del país. Digo verdadera realidad ya que en Colombia hay cientos de verdades y de naciones dentro de la misma nación que no son dadas a conocer por esos que se hacen llamar medios de comunicación.

Por Maria Clara Calle Aguirre.