viernes, 31 de octubre de 2008

La universidad pública, esencial para la sociedad.

Es necesario recordar que el universo del conocimiento no le pertenece a nadie, es de todos; y la universidad es el mejor lugar, por tradición, que lo imparte; es paradójico que algo público como el saber sea objeto del mercado, pero claro, en un mundo monetarizado todo debe producir, todo debe generar ingresos y además ¿de qué vive el profesor?; pero más paradójico aun, que sea privado ¿universo de conocimiento privado? ¿Universidad privada?, me suena contradictorio…

La universidad pública (valga la redundancia), debe prestar un servicio a la comunidad, y ese servicio debe estar patrocinado en su cien por ciento por el Estado, ya que es a Él, al que le interesa formar bien una sociedad, que más tarde retribuirá con buena producción, en pro del bienestar nacional; entonces lo ideal es cubrir el grueso de la población, dar educación al mayor numero.

Dijo Carlos Gaviria Díaz el 3 de abril del presente año, en una audiencia por la defensa de la calidad de la universidad pública: “…a la universidad lo que le incumbe, en primer lugar, es la formación de la persona; y de la formación de la persona se sigue la formación del ciudadano; y de la formación de ciudadano, se sigue entonces, la formación del profesional”, es este el proceso para formar bien. Es necesario formar personas que primero se interioricen, sepan para qué vinieron al mundo, para quién van ser productivos y por qué; que le den sentido a su existencia de una manera autónoma, personas que comprendan su realidad con memoria histórica y cultura política como referente de ubicación, como un polo a tierra que les permita modificar su entorno, ser agentes de cambio, constructores de una mejor sociedad; y por ultimo formar destrezas en las personas, técnicas para operar en un campo especifico. Es así como nacen los científicos creadores de conceptos, engendradores de herramientas para el desarrollo mental y material.

La universidad debe ser autónoma, con las garantías para crear libremente el modo de funcionamiento interno; a favor de la comunidad en general y no del gobierno de turno; logrando así que se mantenga una dinámica de desarrollo constante, independientemente de los intereses particulares de cada dirigente.

El modelo anteriormente descrito suena muy ideal y poco real; nos parece increíble que lo último que debería enseñarse, sea lo único que en Colombia difunde la educación superior; somos un país tecnificado, nuestros jóvenes son técnicos, no científicos; las teorías de conocimiento son importadas y no creadas acá; Colombia no produce, reproduce. Pero un país subdesarrollado es carne fresca y presa fácil para los desarrollados; una empresa de un gran país, con grandes científicos llega a otro pequeño, lleno de técnicos dispuestos a vender un trabajo favorable; los explotadores existen porque hay a quién explotar, y somos los segundos en esta lógica mundial.

El problema es de raíz y abarca a todos los sectores de la sociedad. Los jóvenes nos vemos inmediatamente afectados y exigimos una universidad pública digna, pero cada vez el ciclo académico se recorta; y miramos alrededor, pero nos vemos solos, sin los profesores directamente afectados por su inestabilidad laboral. Y los políticos que mañana no van a poder educar dignamente a sus hijos siguen tramitando leyes que atentan contra la buena educación, porque ya no es rentable la debida formación de la persona, toma mucho tiempo valioso; nuestros dirigentes le hacen el juego a la lógica mundial de explotados y explotadores.

Alguien se ha preguntado ¿por qué los institutos tecnológicos reciben buen dinero del Estado y las matriculas en las universidades públicas cada vez valen más?.

En un vagón del metro de Medellín había una frase de Fernando González, y decía: “los pueblos en los que la juventud no piensa, por miedo al erros y a la duda, están destinados a ser colonias”. Recordemos que los modelos de funcionamiento social son invento del hombre y cuando no funcionan en beneficio de la mayoría, se deben cambiar; bastamos nosotros, los inconformes, para mejorar nuestra sociedad.

Andrea Arango Gutiérrez.

viernes, 24 de octubre de 2008

Para: Los que purifican su alma

A Ignacio le gusta recordarlas en silencio mientras trabaja, así libera su mente de una fábrica que lo encasilla; Cristina tararea una por la mañana en el bus; Rubén en el colegio canta el pedazo de alguna cada que la situación lo amerita: “No más tele basura, no más profes sin cultura, no más cáncer en tu cigarrillo”; Mariana no se las sabe aun, pero así es mejor, porque las escucha, las interioriza cada mañana antes des de pararse de la cama y son ellas las que le dan fuerza para comenzar el día; Leonardo comienza su discurso con una para regañar la asamblea universitaria ofuscada por ciberproblemas “si ayer fue el signo de la paz y hoy es el logo del mercedes, en las calles ya no hay niños internet los atrapo en sus redes”; Violeta ama este género espiritual y regala una a sus seres queridos cuando es la ocasión; a Javier el género lo ha visto creceré y es el Cupido con puntería a su lado, le ha servido para enamorar a más de una “A mí me alegra, somos de barro y no de piedra, creados para hacer el amor y no la guerra”; David, el culpable por omisión, hace graffitis con ellas para educar un poco a la sociedad insomne con la que habita; Sofía las pone antes de dormirse para llenas así su vacío espiritual “Y con Dios mantuve un pacto demasiado triste, el jamás habla conmigo y yo no digo que él no existe”; Y Nach ante este párrafo cantaría una que dice: “Este es el RAP que purifica el alma que la vida os mancha”.
De: Andrea Arango Gutiérrez

Hablar para persuadir

Hablar es un discurso. Sí, así nada más. Discurso, a secas y sin ninguna otra palabra que lo embellezca.

Pero mucho cuidado, no vaya usted a creer que así de sencillo es eso del habla o más bien, del discurso. Puesto que detrás de cada palabra se esconde una intención y un razonamiento difícil de plantear.

Sin embargo, no siempre se razona ni todas las personas piensan antes de modular alguna palabra, por lo tanto no todo acto del habla se debe considerar como discurso. De quienes hablan así, sin un esquema y sin un orden de ideas, es decir, que sí dialogan pero sin ninguna pretensión, se dice que hablan a la loca, inclusive cuando la loca es uno. Pero es cierto, lo que verdaderamente están haciendo esos sujetos es hablar por hablar, sin organización ni utilización adecuada de las palabras.

A lo que me refiero es que si una persona quiere persuadir, argumentar o hacer cambiar una opinión –propósitos del discurso- se va a cuidar de las palabras que utiliza, del dónde las utiliza y de la manera cómo lo hace para darle el sentido que quiera a su habla.

Por ejemplo: siempre será menos fuerte decir daños colaterales o caído en combate que muerto, autodefensa que paramilitar, confrontación que guerra, etcétera, etcétera, etcétera.

Sin embargo no es el campo político el único ámbito en el que se presenta dicho manejo de palabras, aunque es uno de los que más necesita del discurso. También está en la moda, en la literatura, en una conversación entre amigos, en una descripción de un cuadro, en fin, el discurso está en todos los lugares y en todos los momentos, al alcance de todos, siempre y cuando se hable con un propósito. Frases como perder es ganar, Dios ama a quien da con alegría o es que no me gustan tan morenos dan cuenta de la flexibilidad de la palabra para ayudar a mejorar la percepción.

Ese recibimiento es la finalidad del habla organizada, ya que esta es un intento de convencer al receptor que lo que digo es cierto, que yo tengo la razón. Inclusive, si no la tengo pero utilizo las palabras que me creen confianza, aceptación y credibilidad dentro de quien me oye, lo lograré persuadir.

Para esto existen diversas artimañas, desde frases, sentidos, ironías hasta simples palabras como nosotros o ellos o ustedes que indudablemente marcan la diferencia.

Aunque, a primera vista, pueda parecer sencillo no hay que dejarse engañar. Esto del discurso, que es el acto de hablar pensando, cuenta con variables como el público a quien va dirigido, el contexto que tiene, el tema tratado y lo que se pretende lograr, entre muchas otras más.

Por el momento, mientras avanzamos, analicemos todos los discursos e intentemos llegar al interior para descubrir cómo nos quieren persuadir y las palabras que utilizan los que más saben del tema.

Por Maria Clara Calle Aguirre.

viernes, 17 de octubre de 2008

Seguridad Burocrática

Durante todo el mandato de Álvaro Uribe se ha promovido la Seguridad Democrática, que en simples palabras significa confianza para todos los colombianos. Ese ha sido el slogan que ha utilizado el gobierno en estos 6 años para crearse cierta popularidad, la misma que ha hecho de Uribe el presidente más querido por su pueblo en toda América.

Bajo los tres pilares uribistas (seguridad democrática, confianza inversionista y cohesión social) se están asesinando en este momento indígenas de 15 departamentos por exigir respuestas acerca de los 57 muertos en el Departamento del Cauca, por protestar en contra del TLC y por defender las tierras que les han sido usurpadas por el paramilitarismo; quedando 400,000 indígenas sin lugar para vivir ni para trabajar. Por defender sus derechos, según la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, han sido asesinados 4 personas: Nicolás Valencia, Celestino Rivera, César Hurtado Tróchez y el otro nombre no lo sé. También han resultado más de 120 personas heridas de las comunidades indígenas, producto de las batallas entre las comunidades y el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD), perteneciente a la Policía Nacional; quienes también han sido lesionados.

Los indígenas exigen un diálogo con el presidente Uribe o con el ministro del Interior y la Justicia, Fabio Valencia Cossio, para encontrar solución a sus problemas. Por su parte, el presidente Uribe en un discurso dado en la Universidad Santiago de Cali le dice a los indígenas que se creen en su imaginación la manera de pedirle disculpas a los policías.

Una nueva amenaza surge en el Urabá antioqueño y en el Departamento de Córdoba: Autodefensas Gaitanistas de Colombia. Son varios exparamilitares que se habían desmovilizado bajo la Ley de Justicia y Paz que decidieron reagruparse debido al incumplimiento por parte del gobierno. Los negocios de estas regiones -que están militarizadas- permanecen cerrados debido al miedo y a las amenazas que dicen recibir los habitantes. La policía y el gobierno aseguran que no sucede nada, que todo está bajo control.

Por otra parte tenemos los paros de la Rama Judicial y de los corteros de caña. Los primeros están volviendo a la normalidad debido al Estado de excepción (que es Conmoción interior en este caso) declarado por Uribe, que le da poderes judiciales a la Sala de la Judicatura para remover y reemplazar a todo juez y magistrado que se declare en huelga por una persona que no tiene la misma larga experiencia de los trabajadores en paro.

Los corteros trabajan 13 horas al día, 7 días a la semana, descansando dos domingos al mes, durante todo el año; para que se les pague $646 la hora, sin tener salud ni educación asegurada. Protestan por eso y por protestar el gobierno ha dicho que sus huelgas están infiltradas por las FARC.

También están los cientos de asesinatos, robos y violaciones que se cometen a diario en todos los municipios y ciudades de Colombia.

Al parecer la seguridad democrática no es para todos y sólo aplica para que el presidente pueda llegar al Palacio de Nariño en decenas de carros negros y polarizados sin recibir un solo tiro. Para que al Director de Fiscalías de Medellín (hermano del Ministro del Interior y la Justicia) le den casa por cárcel siendo presunto culpable de cometer 5 delitos. También puede aplicar para que las empresas gubernamentales y extranjeras puedan estar en cualquier lugar del país sin ser perjudicadas por los sindicatos. A su vez, esta seguridad funciona para culpar de todo a las FARC (paros, asesinatos, secuestros, destierros, etc) y evitar que este flagelo toque las altas esferas del país.

Por Maria Clara Calle Aguirre.

sábado, 11 de octubre de 2008

Bombea corazón

Que una nación laica sea sometida a las decisiones tomadas por la iglesia católica sólo pasa en el país del Sagrado Corazón de Jesús y de la Virgen María.

Como lo ven, a partir de las 12 de la tarde del 12 de octubre también estamos consagrados al cardio de doña María y todo gracias a un laico estadounidense llamado John Rick Miller. Este personaje, quien trabaja con una iglesia católica de Londres que le reza a la Virgen, tuvo la maravillosa idea de visitar las tierras colombianas para hablar con la iglesia, y de paso con Álvaro (el de los Santos), y decirles que Colombia debería ofrecerse a María para lograr la paz.

Por esta misma causa (la paz) nuestro país se puso en las manos o, más bien, en el corazón de Jesús en 1902, durante la Hegemonía conservadora y la Guerra de los Mil Días. La diferencia es que en ese entonces este terruño no era declarado laico, como lo es en este momento gracias a la constitución del 91. Se podría decir que cuando esos colombianos se entregaron y de paso nos consagraron, la Nación era católica y no había tantas religiones como las hay hoy en día.

Ahora, contando con todos los años que han pasado, con el progreso que vociferamos y con todos los percances que hemos tenido y por consiguiente la experiencia vivida, la iglesia decide qué hacer con Colombia en cuanto a la religión, sin respetar a los hinduistas, deístas, judíos, ateos, musulmanes ni a cualquier otra persona que no pertenezca al catolicismo, decidiendo por encima del derecho a la libertad de culto que tenemos todos los ciudadanos, como lo dice el Art. 19 de la constitución.

Una cosa es que yo pueda ser católica y pueda divulgar e invitar a otras personas a seguir el catolicismo, otra muy distinta es que la iglesia imponga la religión en un Estado laico y consagre a un país entero, incluyendo a quienes no creen en Padre, Hijo y Espíritu Santo. Me pregunto: bajo estas condiciones ¿cómo va a profesar libremente un budista su religión en Colombia, sabiendo que este es el país del Sagrado Corazón de Jesús y de María y no de Buda?

Quizá el monseñor Pedro Rubiano -quien dice que aunque este país es laico, la iglesia no lo es y que por tanto puede consagrar a Colombia- pueda decirle a los no católicos qué hacer con su religión y de paso responderme a mí la siguiente pregunta: ¿Monseñor, para usted qué es respeto?

Por Maria Clara Calle Aguirre.

lunes, 6 de octubre de 2008

Movimiento marchante

Era la misma calle de siempre. Todo estaba en completa normalidad, tanto, que no parecía que unos cuantos estudiantes inconformes hubieran pisado ese mismo cemento unos pocos minutos atrás.

Los trancones, los pitos, el humo y la manada de carros y peatones apresurados reaparecieron de la nada, como si se hubieran metido bajo la tierra a esperar que pasara aquella protesta. Los negocios volvieron a subir sus rejas, las mismas que cerraron -tal vez por temor al saqueo- unos segundos antes.

En ese momento se me hizo difícil creer que hacía apenas cinco minutos algunos estudiantes de la Universidad de Antioquia y otros pocos de la Universidad Nacional habían marchado por esa misma calle, rehusándose a la estigmatización que se le está haciendo a la universidad pública y a la criminalización de la protesta estudiantil. Sé esto porque lo leí en los carteles pegados en el Alma Máter, sino, si sólo hubiera sido una transeúnte que tuvo que parar su marcha para ver pasar a aquellos jóvenes, lo más probable es que me hubiera quedado sin saber el motivo. O tal vez pude haber creído que esos estudiantes marchaban en contra del secuestro y de la muerte del niño Luis Santiago, como lo pensó un chacero de La Playa que vio pasar la protesta y fue entrevistado por Radio Capucha Nacional RCN (unos encapuchados que iban preguntando, con cámara y marcadores que hacían de micrófonos en mano, qué daba más miedo: una capucha o la cuenta de servicios o una araña versus la capucha).

Casos como el de este trabajador dan muestra de los resultados que puede traer una movilización como la del 2 de octubre, aunque también es posible que todo se deba al desconocimiento de este señor y a la falta de atención prestante. No sé por qué la ciudadanía, para quien es la universidad pública, no sabe lo que pasa en ella, no sé qué tan culpables seamos los estudiantes pero más que todo, los marchantes. Para mí, algunos de ellos, con su manera de actuar y de hacerse notar, no representan ni respetan al pueblo pues es el mismo pueblo quien huye al oír los cánticos antiimperialistas y antiuribistas. Es ese pueblo y esa clase desfavorecida la que cierra sus negocios o busca otras calles para seguir en su afán al ver unos jóvenes con las cabezas y los rostros cubiertos. Quizá lo hagan por miedo, por aburrición o por rabia, esa misma que pueden llegar a sentir quienes tienen que lavar los rayones de los lugares dónde trabajan. No sé si los que se arman de aerosoles –no para hacer graffitis- son concientes que es la empleada del servicio quien tiene que pagar por sus actos, sin que a ella le paguen un peso más por el trabajo extra que está haciendo y que ninguno de sus garabatos logran afectar la economía mundial.

Hay maneras gráficas para hacerse sentir, rayar por rayar sin tener conocimiento acerca de lo que se escribe no es una de ellas. Además, hay que escoger el lugar preciso para hacerlo no cualquier muro impoluto que se aparezca en medio del camino y menos cuando aquellas paredes son de todos los marchantes. Como las del Hospital UNIVERSITARIO, al que van a dar todos los heridos de las peleas contra el ESMAD, y todos los descalabrados, y todo al que le estalla una ‘papa’ al lado. Hay que tener en cuenta que si una persona sale a defender su espacio y pide que no le ensucien las paredes hay que respetarlo, sin importar la calidad de la frase que se quiera escribir.

Algunas de estas reacciones, como la de cerrar los negocios, me hicieron preguntar qué habrán hecho estas personas para ser tan evadidas. ¿Será acaso por decir lo que piensan o la manera en la que lo hacen? o ¿por ser reprimidos por el Estado y hacer los daños que hacen? No justifico ni ataco sus pensamientos, sólo digo que por x o y motivo no reciben el apoyo de muchas personas, incluso de algunos estudiantes de la misma universidad. Por ejemplo, cuando la marcha llegó a la Facultad de Medicina para invitarlos a protestar, las personas de dentro y fuera de las aulas no pasaban de cien, debido a que los estudiantes y profesores, sabiendo con anticipación lo que iba a suceder, decidieron irse para la Facultad de Odontología.

Una posible respuesta a estos cuestionamientos podría ser la falta de identificación de los estudiantes con los actos que realizan algunos otros. O tal vez sea por la falta de efectividad. Quizá podríamos decir que las mociones que nos proponemos, como salir a la calle, se acercan más a una utopía de carácter político o económico que a la realidad social por la que luchamos, desechando así la oportunidad de hacer algún cambio y generando desazón dentro de los estudiantes.

Aunque también podríamos culpar de este desinterés estudiantil y ciudadano a las personas que marchan, rayan las paredes y tiran piedras porque alguien los invitó, sin siquiera saber qué está pasando.

Con sólo oír una pregunta como“¿Con B o con V?”, hecha por un encapuchado comunista a sus compañeros al momento de escribir la palabra Libertad se puede comprobar que no todos están por inteligencia propia. No es la pregunta sino quién la hace lo que me exaspera. Ya que si este “estudiante” hubiera leído así sea una simple definición del DRAE o mejor aún, el concepto de libertad que da Bobbio o Isaiah Berlin por lo menos sabría cuál es el peso de la palabra que estaba garabateando, y ahí hubiera sabido por qué hacer lo que hacía, en vez de ir con un aerosol en mano haciendo lo que otra persona le dijera.

Para nuestro infortunio, este no fue el único estudiante que rayó un muro sin saber el significado de lo que escribía. En Palacé con la Primera de Mayo, otro estudiante encapuchado se montó a un edificio para escribir “La educación pública es un derecho, no una limosna”; frase totalmente cierta, justa y valedera. Lo malo es que esta persona no sabía dónde poner la tilde en ‘pública’ y otros compañeros le tuvieron que recordar, entre risas, la tilde de ‘educación’, la misma que defienden con arengas y que parece que le falta a quien rayó en un muro las siguientes palabras: “(…)Albaro Uribe”, con la B de Burro y de Bestia, en vez de utilizar la V de Vaca, Vituperio o porque no, de Vélez.

Claro que también deben existir los estudiantes que hacen lo que hacen y están donde están por decisión, razonamiento propio. Afortunadamente, dentro de los protestantes, hay quienes conocen el real funcionamiento de las cosas que critican y es esa sabiduría y ese conocimiento los que les dan la propiedad para oponerse.

Ojalá que ellos puedan notar que lo que nos hace falta es unidad y respeto por nosotros mismos. Y es que si salimos a marchar en contra de la estigmatización que se le hace a la universidad pública no hay porqué defender a Fidel ni proclamar a Chávez. Si salimos a mostrar nuestro inconformismo frente a la imagen que se nos tiene, hay que cantar por eso no por el anarquismo ni el comunismo.

Digámosle a la ciudadanía por qué marchamos y repartamos más volantes para que se informen no para promover una idea en contra del capitalismo. No usemos estos espacios para hacerle propaganda a una idea política, unámonos bajo el verdadero propósito que haya justificado la decisión de salir a protestar, en este caso debimos haber caminado, corrido y saltado por la UNIVERSIDAD, no por las FARC ni por la posible democracia existente.


Por Maria Clara Calle Aguirre.
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Situación irónica: Mientras un hombre se partía la voz en plena Oriental y hacía un esfuerzo con su garganta hasta desgastarla para explicarle a la gente el porqué de nuestra movilización,
en la parte trasera de la marcha, algunos estudiantes vociferaban arengas sin dejar que la voz del hombre se propagara, como debió haber sucedido. En el momento en el que unos callaban a los otros, se vieron unas llamaradas que hacían arder la bandera de EEUU. Todo sucedió mientras aquel hombre se desgastaba para educar al pueblo , para y por el cual la Universidad pública existe.