viernes, 27 de febrero de 2009

El demócrata, el comunista y el anarquista.

Para el liberal demócrata, la persona más importante en mi vida;
para el anarco-primitivista de conversaciones interminables, el más especial de la U;
y para el revolucionario que enciende siempre el deseo de actuar.
Aunque nunca lo leerán…


A lo largo de la historia se ha construido el Estado de Derecho, para regular y armonizar la vida en sociedad (regida por leyes seculares, pero en su raíz valorativas) característica de la modernidad. Esta construcción es, para quienes tienen pocas esperanzas en el actuar humano, un descubrimiento como lo fue el de lo esférica que es la tierra y su movimiento alrededor del sol. Si el hombre no es capaza de armonizarse con su comunidad, deben existir leyes que lo castiguen y así, antes de agredir a otros sabrá que puede terminar en la cárcel y por miedo se abstendrá de hacerlo. En el Estado de Derecho existen también leyes, mecanismos e instituciones que regulan el poder, ya que el hombre tiende a corromperse cuando lo tiene – según los desesperanzados en la conducta humana- , como son la división de poderes, el voto universal, la revocatoria del mandato, entre otros.

Hay, sin embargo quiénes cuentan con la bondad del hombre y argumentan que su egoísmo no es natural, sino que obedece a las condiciones materiales en las que se ha desarrollado. Los modos de producción a lo largo de la historia han marcado las pautas de la vida en sociedad y el individualismo, propio de la modernidad, obedece al capitalismo. Éste se ha perfeccionado, desarrollando también sistemas políticos con leyes y normas a favor de que una clase, la burguesía, se perpetúe en el poder y pueda oprimir al pueblo para así tener mayores ganancias en la industria. Pero existe un futuro mejor – para los optimistas del ser humano- en donde, por medio de una revolución y utilizando las herramientas propias de las sociedades actuales se pueda transformar el mundo y llegar a uno nuevo con otro modo de producción, el comunismo, con lo cual cambiarán las relaciones sociales, que están y estarán determinadas por las condiciones económicas, para lograr una armonía.

También hay quienes piensan en un futuro comunista, con ausencia de poder y autoridad -anarquista-, en dónde todos los hombres se auto determinen libremente. Pero desprecian la idea de utilizar las herramientas propias del mundo actual, pues son las mismas que los han oprimido a lo largo de la historia y se deben destruir; utilizar una dictadura transitoria, así sea del proletariado, es despreciable porque también desconfían del hombre con poder y ven la imposibilidad de su transitoriedad.


Andrea Arango Gutiérrez.

viernes, 20 de febrero de 2009

Pueblo dictatorial

"Cada pueblo tiene
el gobierno que se merece"

Participar en la democracia no sólo es cuestión de marcar un tarjetón que contenga su candidato preferido. La democracia también está en el respeto a las minorías y la inclusión de éstas en el Estado.

En Colombia es necesaria la existencia de un partido de oposición (que es una minoría en este momento) que haga contraparte al gobierno por el hecho de practicar una democracia participativa, para basarse sólo en lo constitucional.

Sin embargo, el país ocupa el primer lugar entre quienes creen que se debe impedir que una minoría se oponga a las decisiones del 'pueblo' (palabra comillada por la fuente). Este dato es revelado por el informe Cultura Política de la Democracia en Colombia, 2008: El impacto de la gobernabilidad realizado en febrero de 2008 por el Observatorio de Democracia de la Universidad de los Andes y presentado el 13 de febrero de este año.

Al parecer, la mayoría de los colombianos no está interesada en que haya una fuerza de oposición al gobierno, en este caso, el de Álvaro Uribe. Aquí, según el informe, los ciudadanos creen que quienes no están con la mayoría representan una amenaza para el país y que el presidente debe limitar el ejercicio de los partidos de oposición.

Lo de 'amenaza' puede variar según el punto de vista bajo el que se mire. Por ejemplo, si hablamos de la manipulación de información y de masas, la Iglesia y los medios de comunicación son los más amenazantes, lo cual no impide que la ciudadanía convierta a estas instituciones en las más confiables, como lo demuestra el informe. Suerte con la que no corren los sindicatos, los partidos políticos y el Congreso.

Un Estado no sólo es el presidente con todo su gabinete, el Congreso, la Corte Suprema de Justicia o cualquier otra institución; los ciudadanos también hacen parte de ese Estado. Pero, si desde de ellos se empieza a mutilar la democracia ¿qué podemos esperar del gobierno?

Es la quinta vez que este estudio se hace en Colombia, uno de los 22 países en los que se hace el "Barómetro de las Américas" del Proyecto de Opinión Pública en América Latina (LAPOP por sus siglas en inglés). Su propósito es analizar comparativamente el estado de la democracia en el que está América Latina y el Caribe.

A pesar de su reconocimiento mundial y su recorrido, ningún medio -a excepción de El Espectador.com- habló acerca del informe, que se le realizó a 1,503 personas y representa 26 de los 32 departamentos colombianos. Parece como si este estudio nunca se hubiera llevado a cabo o como si sus datos fueran inservibles.

Dicho informe asegura que una de cada tres personas cree que el presidente puede cerrar el Congreso o disolver la Corte Constitucional bajo ciertas circunstancias. Dichas instituciones, junto a otras más, son las que permiten el equilibrio de poderes e impiden que todo esto se convierta en un autoritarismo.

No obstante, Mitchell A. Seligson (fundador y director de LAPOP) dice que estas cifras no demuestran que Colombia va hacia una dictadura, pero que sí se ve la tendencia a apoyar al hombre de la mano dura, "se sacrifican algunos derechos democráticos para apoyar a un gobierno fuerte, que pueda tomar determinaciones radicales".

Pareciera que la democracia nuestra consiste en darle todo el poder a una sola persona que se idealiza y se fortalece en los imaginarios políticos y sociales. Aquí, participar en la democracia y querer al país es estigmatizar a quien está en contra del régimen establecido, a quien diste de la hegemonía ideológica.

En vez de demonizar a todo aquel que diga 'no estoy de acuerdo', lo mínimo que se debe hacer es entablar una conversación para entender y respetar sus ideas, y así contribuir algo a tan amedrentada democracia.

Por Maria Clara Calle.

La religión en Karl Marx

“La religión es el suspiro de la criatura agobiada, el estado de ánimo de un mundo sin corazón, porque es el espíritu de los estados de cosas carentes de espíritu. La religión es el opio del pueblo. La superación de la religión como dicha ilusoria del pueblo es la exigencia de su dicha real. Exigir sobreponerse a las ilusiones acerca de un estado de cosas vale tanto como exigir que se abandone un estado de cosas que necesita de ilusiones.”
Karl Marx
Subido por: Andrea Arango Gutiérrez

sábado, 14 de febrero de 2009

Para vos, nuestro lector.

Para romper la distancia existente entre el lápiz y el papel se hace necesario intentar, intentar sin importar los fracasos que vengan, las historias mal contadas, las críticas mal fundamentadas y los análisis fallidos; al fin y al cabo por algún lado tenemos que empezar. Pero también es necesario leer más de lo que se escribe.
Dentro de toda esta construcción es imprescindible la existencia de un juez que apruebe con su comentario o repruebe con su silencio, y es aquí donde ustedes, nuestros lectores, comienzan a jugar el juego y vivir el cuento que nosotras recreamos.
Hoy tenemos mil entradas que, aunque no significan mil lectores, se convierten en un impulso para continuar escribiendo, en la intención para mejorar y en la posibilidad de seguir soñando que las cosas sí pueden cambiar.
A ustedes, les damos gracias por leernos. Por nuestra parte les decimos que seguiremos aquí, no de la misma manera sino mucho mejor, hasta que logremos vivir en la sociedad que todos -ustedes y nosotros- deseamos.

Por Maria Clara Calle. Y Andrea Arango Gutiérrez.

viernes, 13 de febrero de 2009

Libre de miedos, libre de todo

Una persona sin miedos es el terror más grande de cualquier Estado, de cualquier Gobierno, de cualquier militar y de cualquier individuo.

Un hombre que no le teme a la muerte, a la pobreza, al hambre, a la tortura, un hombre que no le teme al mundo es totalmente libre; nada le impide hacer lo que desea, simplemente porque no tiene nada que perder.

Implantar el terror ha sido una herramienta bastante utilizada en la represión, al momento de gobernar o para evitar el crecimiento de una idea o de un grupo, que por algún motivo es "indeseable". Si alguien está cuestionando demasiado sólo basta una llamada para hacer que la fortaleza de las críticas cambie, claro que -por fortuna- no siempre sucede así.

Colombia sí que sabe de esa problemática. Aquí el miedo se propaga por parte de las guerrillas, de los paramilitares, de la delincuencia común o del Estado. Y así mismo es como se fortalece una u otra idea, porque es la que brinda la 'solución' a todas las amenazas.

Por eso que quien carezca de tan alto defecto, como lo es el temer a algo, será totalmente libre. Alguien sin miedos y con objetivos es verdaderamente aterrador para quien sí le tema a algo, sobretodo para quienes son un obstáculo en el camino de esa persona.

Por Maria Clara Calle.
____________________________________________________
Disculparán que corte aquí, pero las ideas van y vienen sin quedarse en ningún sitio. No tengo ánimos de criticar y siento que me falta mucho conocimiento para hablar del tema.

En películas: V de Venganza


"The only veredict is vengeance,
a vendetta held as a votive not in vain,

for the value and veracity
of such shall
one day vindicate
the vigilant and the virtuous (...)

And you may call me V"



V de Venganza es una adaptación de la novela gráfica V de Vendetta, escrita por Alan Moore. En esta película hay una crítica fuerte, aunque sutil, hacia los gobiernos opresores y fascistas, los medios de comunicación que tergiversan y hacia el pueblo dormido que peca por omisión. También replantea los vicios de la sociedad, como el desprecio a los homosexuales y la pedofilia dentro del clérigo.

Debido a que dentro de mis especializaciones no se encuentra la crítica de cine, lo único que haré es recomendar tan buena película. No puedo hablar por ella ni describirla ni explicarla, simplemente porque si lo hago dañaría toda su magia.

Sólo les puedo decir que cada vez que se ve se encuentran cosas distintas, cosas que no se notan a primera vista. Además, es seguro que terminarán por analizar los problemas de la sociedad que tanto nos aquejan, queriendo cambio y esperanzas.

Como no puedo hablar por ella, será mejor que ella hable por sí misma. Este es un aparte donde V, el protagonista, se toma el canal de emergencia que se transmite en todos los televisores londinenses al ser activado. Si bien no resume la película, da una idea de cómo es:

"Buenas noche Londres. Disculpen la interrupción. Como muchos de ustedes aprecio las comodidades de la rutina diaria, la seguridad de lo familiar, la tranquilidad de la repetición. Lo disfruto mucho pero en este espíritu de conmemoración en que los grandes sucesos -normalmente relacionados con una muerte o el final de una lucha- son celebrados con una fiesta yo quería celebrar este 5 de noviembre, un día que ya no es recordado, tomándonos un poco de tiempo para sentarnos y conversar.

Claro, están todos los que no quieren que hablemos, sospecho que hay gente gritando órdenes por teléfono y que ya viene gente armada. Porque aunque puedes usar la macana en vez de la conversación las palabras siempre retendrán su poder, las palabras dan significado a las cosas y para los que escuchan anuncian la verdad. La verdad es que algo anda muy mal en este país ¿no?

Crueldad e injusticia, intolerancia y opresión. Y mientras antes uno podía objetar, pensar y hablar como uno quisiera, ahora tenemos sistemas de vigilancia, amenazando y sometiendo. ¿Cómo sucedió esto? ¿Quién tiene la culpa? Algunos son más responsables que otros y tendrán que rendir cuentas, pero la verdad, si buscan al culpable, sólo necesitan mirarse al espejo. Yo sé por qué lo hicieron. Sé que tenían miedo, es comprensible".

Ambientes que son recreados basándose en la realidad de cualquier país y de cualquier gobierno, incluso el nuestro, el actual. Para aquellos que quieren cambiar el mundo, que tienen esperanzas en que las cosas puedan ser mejores y quieran actuar en ese proceso, a ellos les servirá esta película. Y a los que no tienen esas ambiciones, les hará pensar en dónde están parados.

Por Maria Clara Calle.

viernes, 6 de febrero de 2009

¿Estamos en una dictadura?

Este sistema de soborno requiere
sustraerse a la publicidad para que
pueda prosperar. Por eso se esconde tras
el transparente velo del secreto

Kant

El Estado Moderno de Derecho, está constituido sobre cuatro pilares fundamentales. El Estado protege la vida (Hobbes) y la propiedad de todos los ciudadanos (Locke); las libertades civiles por medio de la división del poder en legislativo ejecutivo y judicial (Montesquieu), y las libertades políticas en donde el pueblo es el soberano, ya que el poder y la legitimidad del Estado emanan de él. Y el Estado debe respetar y cuidar de la expresión política de los ciudadanos, más aún si es en oposición (Rousseau)[1].

De la división de poderes y de las garantías para la oposición depende la democracia, y los gobiernos antidemocráticos o no democráticos pueden ser despotismo, absolutismo, tiranía, autoritarismo, totalitarismo o dictadura.

Las características de una dictadura son: la no división de poderes, es decir, la concentración ilimitada del poder, en dónde el mandatario está por encima de la ley y por ende no se ve regido ni controlado por esta, ya que puede hacer da la ley su voluntad. A causa de cambios en la condiciones de la sociedad, el pueblo se puede ver impulsado a la participación política y en los candidatos pueden encontrar un hombre salvador de sus circunstancias, que acaba con todos los males, lo que causa la adhesión del pueblo al gobernante, y a su vez legitima el uso total del poder, es decir, cuenta con legitimidad por encarnar cualidades excepcionales, que sólo él tiene, entonces nadie lo podrá reemplazar.[2]

En Colombia con el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, se dan las circunstancias anteriores; una lucha armada guerrillera desgastada por los intentos fallidos de negociación y un pueblo desangrado y desterrado, que ante la candidatura de un hombre carismático, el de mayor popularidad en los últimos 50 años[3], con el plan conciso de darle fin al conflicto, logra altos niveles de popularidad que le permiten ganar la presidencia, modificar la constitución y obtener su reelección, además, convocar a sesiones extraordinarias en el congreso, (hasta altas horas en la madrugada) con el fin de hacer realidad una segunda reelección.

El poder legislativo, de mayorías uribistas y el ejecutivo encabezado por el mismo Uribe, se había visto regulado por el judicial; que logró conservar su independencia a pesar de los fuertes choques. Pero finalizando el año pasado y comenzando éste, es cada vez más evidente la simpatía de los nuevos fiscales, magistrados y jueces con el gobierno.

Las minorías inconformes con los atropellos a la democracia, protestan constantemente para pedir reivindicaciones, pero el descalificativo de guerrilleros acaba con la legitimidad de sus exigencias. Y el caso de la investigación a Gustavo Petro por el DAS, es una muestra del irrespeto a la oposición.

Sin división de poderes, con modificaciones en la constitución y sin respeto a las minorías ni garantías a la oposición; es evidente que no estamos en una democracia. Pero una dictadura además suele conseguirse por medio de acciones de hecho, un golpe de estado es un ejemplo. Y en el caso colombiano no aplica, ya que Uribe ha conseguido permanecer en el poder con aprobación popular y llego a el por medio de elecciones.

Andrea Arango Gutiérrez

[1] ARANGO, Iván Darío (2007, agosto) curso Introducción a la filosofía política en Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia.
[2] STOPPINO, Mario. “Dictadura” en Diccionario de Política. México: Siglo Veintiuno Editores. Tomo I p. 492-504.
[3] EDITORES, Semana. “Uribe la esta embarrando”. En: SEMANA No. 1390-1391; p.58

Otra muerte indiferente

En esta ciudad, todos van cayendo. Hay algunos que tienen la fortuna o la desdicha -ustedes dirán- de morir de viejos, con sus achaques y sus arrugas. Otros mueres por enfermedades, con el despiste y los sueños que proporciona la juventud. Pero también hay machetazos, bombas, minas, secuestros y extorsiones, porque en este Valle se encuentra de todo, aunque no se esté buscando.

Hay unos cuerpos que caen inertes por la gracia de una o más balas que lo atraviesan. No importa si se es joven, viejo o niño, no se repara en sexo, en edad o en estrato.

Jugando con las casualidades de la vida, oí 4 tiros que precedían el sonido del motor de una motocicleta. Todo después de terminar de leer un cuento que, curiosamente, hablaba de asesinatos. (Aquí tienen el cuento por si lo quieren leer).

No sé cuántos cuerpos pudieron haber caído a las 10:40 de la mañana en Laureles, sólo sé que alguien estaba siendo buscado, ya sea por el destino o por un par de matones.

Luego de esa bulla, que no es tan extraña en Medellín, se oyó el berrido de una ambulancia, como si llorara a quien acababa de caer en el asfalto. No hay nada más. Ni noticias, ni reclamos, ni justicia, ni espanto, ni extrañeza; sólo habrá llanto de los familiares de la víctima.

Lo que pasa es que en Medellín, todos se han acostumbrado a ver caer a más de uno. Nadie pregunta nada, sólo las chismosas del barrio que se contentan con un "es que lo estaban buscando para arreglar 'cuentas'". Y es que aquí siempre hay cosas por pagar.

Después de tan corriente suceso, todo sigue normal. Lo único que alteró la 'tranquilidad' de Medellín fue lo que se hizo para ocultar a otro muerto. Se paró el tránsito, se levantó el cuerpo, una que otra patrulla salió para simular que estaba buscando a los asesinos, se limpió la sangre y ya estuvo. La ciudad puede seguir con su indiferencia, con el grito de los vendedores ambulantes anunciando su producto, con el pito de los carros y la contaminación de las fábricas, con sus desigualdades, su pobreza y su miseria.

Aquí nada importa, porque ésta es la ciudad de la eterna primavera.

Por Maria Clara Calle.