La psicología de consumo

El consumismo ha logrado permear todas las esferas sociales hasta el punto de se percibido como algo normal y no como lo que es, una perversión del consumo; proponer el ingenio de transformar lo usado o renovar lo viejo se ve ahora de forma despectiva, el comúnmente llamado "delirio de reciclador" obedece a una serie de desorden mental. De la casa al colegio no se promueve la ruptura con la nueva idea de felicidad, y es dificil por ello fomentar una idea diferente de bienestar que esté en armonía con uno mismo y con el entorno.

Una vida llena de cuestiones materiales, que decuida esferas tan necesarias para los individuos como la espiritualidad, el recogimiento en el arte, el amor o la religión, deja una fuerte sensación de vacío e infelicidad. Lo que ha llevado al aumento de una sensacion nihilista en la juventud y crecientes índices de suicidio en la sociedad.

La economía conoce bien cuán importante es el conocimiento de la psicología humana para saber cómo vender y qué vender, pero descuida aspectos funadmentales que la misma psicología señala: como la necesidad de tener objetivos y metas comunes mucho más elevadas que simplemente suplir necesidades, necesidades nuevas, que han sido creadas por los comerciales audiovisuales. La búsqueda de retornar al equilibrio natural es una meta que obedece al campo de cuestiones elevadas, porque sería reconocer con humildad que el ser humano no es el amo y señor del mundo, pues debe respetar y cuidar la naturaleza, y ya que tiene razón para destruir su entorno, puede también usar esa razón para dejar de hacerlo.

Si desde el sector público la preocupación por la educación fuese una prioridad, sería menos dificil generar ideas de cuidado por el entorno, que posibiliten un futuro más armonioso con la naturaleza y creen un ambiente de esperanza lleno de propósitos comunes a seguir más elevados.

Andrea Arango Gutiérrez.