miércoles, 15 de septiembre de 2010

Oleo sobre lienzo

Tocar las telas, la madera, las hojas de los árboles, de los libros, el oleo sobre el lienzo. Una vez ví uno de Débora y temblé de no poder tocarlo, estaba tan cerca, lo podía oler y me sentí tan impotente, no lo he podido olvidar, si lo hubiera tocado ya lo habría olvidado; es como los amores polatónicos, es mejor no lograr que sean reales para que sigan así, siempre perfectos.
Pero de todas las texturas la mejor es la piel, eso sí la de alguien que uno quiera, ame o le guste mucho; porque a la vez puede ser la más desagradable si es de alguien que uno no conoce y además es bien feo.

Andrea Arango Gutiérrez

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