viernes, 19 de junio de 2009

La desnutrición en la primera infancia: Crónicas de vida

Por María Clara Calle.

El siguiente es un aparte de un reportaje acerca de la desnutrición en la primera infancia y cómo va esta problemática en Medellín. Si alguien está interesado en conocerlo completo enviar un correo a devozparavos@hotmail.com o vovler a este artículo el próximo viernes que tendré el link del trabajo completo en De la Urbe Digital.

Una bolsa negra que carga como puede y unos globos en forma de flores. Lina Marcela Vélez detiene su caminar de vez en vez para agarrar de otra forma la bolsa negra en la que está el complemento alimentario para Johan Alexis Paniagua, su hijo.

Detrás de ella, está Cruz intentando seguirle el paso. Ella también lleva un complemento alimentario que le dio la Clínica Infantil Santa Ana para llevarle a su hijo Stiven y unos globos parecidos a los de Lina Marcela.

La calle empinada, como la mayoría de las calles de El Poblado, una acera pequeña y algunos carros circulando. Lina Marcela y Cruz caminan a un paso rápido a pesar de cargar tantas cosas, sólo piensan en la congestión que debe haber en el Metro aproximándose la hora pico.

"Imagínese que mi hijo Johan Alexis no gateaba, no caminaba y casi no jugaba. Todo el día se mantenía acostado en una cama y yo toda preocupada, que qué le pasaba. Los otros hermanitos de él no eran así; Johan Alexis es el tercero de cinco que tengo y él es el único que tiene problemas de desnutrición". Lina Marcela hace otra pausa en su andar, pone la bolsa negra en el suelo, cambia los globos de mano y con la que le queda libre vuelve a cargar la bolsa negra para continuar su paso apresurado hacia la estación Poblado.

Cruz y Lina Marcela vienen del curso de decoración para fiestas que les están dando en la Clínica Santa Ana, a ellas y a otros padres que tienen hijos con problemas de desnutrición.

Sentada en su escritorio, con calendarios a su alrededor que tienen toda clase de dibujos y muñecos, María Cecilia Moreno, trabajadora social de la Clínica Infantil Santa Ana, explica que la desnutrición infantil no sólo se debe a un problema físico, sino que también es causada por problemas económicos y familiares. Es por esa misma razón que los programas no sólo tienen el propósito de dar complementos alimentarios sino, también, hacer un acompañamiento interdisciplinario con sicólogos, trabajadores sociales y nutricionistas para estudiar el entorno y la seguridad social de la familia del niño.

Nora Patricia Álvarez, jefe del Departamento de Nutrición de la clínica, explica que la desnutrición es una enfermedad que compromete varios órganos y que es reversible en la medida en que se detecta tempranamente.

Hay diferentes tipos de desnutrición. La desnutrición crónica es un déficit de talla para la edad y demora más tiempo en desarrollarse. "Un niño deja de ganas talla en 6 meses o en un año, no de un día para otro", aclara Nora Patricia. "En cambio, la desnutrición aguda, que es una falta de peso respecto a la talla, lleva otro ritmo en un niño porque el peso es el tejido que más rápido se pierde, por ejemplo, en una diarrea". También está la desnutrición global, que es una pérdida de peso con relación a la edad.

Estos tres tipos de desnutrición pueden darse en un nivel leve, moderado o severo, siendo más fuerte este último.

Con su bata de colores puesta en la silla de rodachinas en la que está sentada, Nora Patricia agrega que algunas de las causas de esta enfermedad son la falta por parte de la familia a los alimentos que el niño necesita y problemas con la relación entre la madre y el niño. "Muchas veces puede haber la comida, pero si no hay una relación con la mamá, hay niños que no comen y eso también produce desnutrición. Todo porque la mamá es la primera persona que lo alimenta".

Además de estas causas, existen desnutriciones que son generadas por unas enfermedades de base que conllevan a que los niños se desnutran, por ejemplo, los problemas cardíacos, las diarreas persistentes o la discapacidad mental. A Johan Alexis, el hijo de Lina Marcela, hace algunos años le diagnosticaron raquitismo, una enfermedad que se genera por la falta de calcio y la vitamina D.

La estación Poblado está cada vez más cerca. Mientras Lina Marcela hace maniobras para cargar la bolsa cuenta la historia de Johan Alexis. "Mi hijo tiene 5 años y parece de uno y medio. Tiene problemas de crecimiento y desarrollo. Él casi no come, la enfermedad le quita el apetito. Los médicos me dicen que él pierde las defensas muy rápido... o algo así".

"Ay, muchacha. Así sea que nos sentemos unos segunditos pero es que de aquí a Zamora, que es donde yo vivo, hay mucho trecho", dice Cruz mientras se sienta en una de las sillas de la estación. A ese comentario, Lina Marcela responde que del Poblado a San Javier La Loma también hay mucho camino por andar y que espera que su hijo ya está llegando de la escuela a la casa. "A esta hora ya lo debe estar recogiendo el papá. Pero yo no sé, ese niño hace rato no me quiere subir de peso y yo como que lo quiero sacar de la escuela pero en la clínica me dicen que no vaya a hacer eso".

Stiven, el hijo de Cruz, es gemelo, su hermano se llama Esteban. Ellos son los dos hijos menores de Cruz, dos hijos de cuatro que tiene. "Eso es muy triste ver a un hijo con esos problemas. Esteban salió muy bien pero los médicos me dicen que Stiven tiene reflujo. Mire que él sólo tiene un añito y ya lo han hospitalizado siete veces". El reflujo gastroesofágico es un paso involuntario de los alimentos desde el estómago hasta el esófago, que ocasiona una quemazón de las paredes que lo recubren por el paso del jugo gástrico. Además, genera que la comida no alimente, causando problemas de desnutrición.

La luz del Metro ya se ve a lo lejos. Son casi las cinco de la tarde mientras Cruz y Lina Marcela rezan para que el vagón no vaya muy lleno. Los vagones se ven pasar cada vez más lento al mismo tiempo que las personas van buscando el mejor ángulo de entrada. Ingresamos al vagón y, como de costumbre, todas las sillas están ocupadas. "¿Si ve? Yo le dije que así fuera unos segunditos pero era bueno sentarnos", me replica Lina Marcela. Para terminar la charla le pregunto cómo sintió el trato en la clínica. Ella mira su bolsa negra con el complemento alimentario, mira las bombas y luego me mira: "Que más que me mejoraron a mi hijo. Ya no se arrastra por ahí como una culebrita".

2 comentarios:

Juan David dijo...

Que buena muestra.. estaré pendiente para leerlo completo en DLUD

Unknown dijo...

Yo soy de Chile, sin embargo tengo los recursos, pero no he encontrado un medico que acierte a lo que tiene mi Carlitos de 5 años, ya llevamos 3 años buscando y lo que sabemos es que tiene desnutrición severa crece pero no sube de peso, su talla es normal pero pesa a veces menos de 14 kilos porque su peso varía y me da miedo decirlo pero creo que se le está generando un retraso en el aprendizaje. Entiendo por lo que pasan esas dos madres es una tremenda angustia, la mejor de las suertes.
Rosario