sábado, 18 de abril de 2009

Sueños que quedan por soñar


La justicia está cojeando porque cayó en una mina antipersona, la equidad está secuestrada en los montes colombianos y sólo hay unos locos que luchan por su libertad. El hambre y la guerra son las únicas que tienen pasaporte libre, que les permite la entrada a cualquier casa y cualquier vereda. Ellas no escatiman en gastos, ni en gente, ni en bondad, ni en justicia. Ellas llegan y se quedan para siempre. A veces durmiendo, a veces saciando su hambre insaciable, pero siempre están ahí.

¿Qué hacer cuando el mundo pierda la cabeza? ¿Cómo saber si ya la perdió en una balacera en un barrio de Cali o en una bomba en Medellín?

Yo creo que somos muy pocos los que queremos que las cosas cambien, sin embargo, hay pocos que nos desvelamos pensando en qué hacer, vamos caminando con nuestra cabeza vuelta un nudo mal hecho. Saber que hay algo por hacer no es lo mismo que saber cómo hacerlo, pero para algo ha de servir el cerebro.

Este texto no piensa llegar a ninguna parte, no lo pienso llevar a ninguna parte. Puede terminar siendo la excusa de por qué me había demorado tanto en escribir algo y es que en estos momentos mi cabeza no piensa en otra cosa distinta a qué hacer, cómo hacerlo y desde dónde hacerlo.

Un muy muy muy buen amigo me dijo que se necesitaba gente especializada en lo imposible, y estoy de acuerdo. Porque ¿si no se piensa en algo mejor, cómo se va a pretender tener algo mejor?

Que la guerra muera en uno de sus combates diarios, que torturen al hambre mundial y la entierren en una fosa común, al lado de sus víctimas y que uno se pueda bajar del mundo cuando quiera, como quería Mafalda. Ojalá que las cosas mejoraran, que los gobiernos pensaran en sus pueblos, que los pueblos pensaran, que los medios de comunicación fueran intermediarios que están de parte de la ciudadanía y no de parte de sus intereses privados. Ojalá que las instituciones no fueran TANN corruptas. De hecho, sería mejor que no fueran corruptas, pero abogar por eso sería tan soñador como imaginar vivir en anarquía.

En una conversación en la que estaba, unas personas muy allegadas a mí dijeron:
- Pero es que se necesitan pobres y desempleados para que las vainas sigan.
-Sí, pero ¿tantos?

Hasta en clase de periodismo económico vemos que la igualdad y la libertad son cosas que nunca podrán ir de la mano, que siempre será la una o la otra o ninguna. Pero, ¿por qué no pensar en soluciones?

A diferencia de Joan Manuel Serrat que canta que "se hechó al monte la utopía" yo pienso que los sueños de cambio son alientos cortos y silenciosos que están en la ciudad, en los pueblos, en las selvas y hasta en los ríos. No digo que abunden porque si así fuera, ya les veríamos un poco de cambio a las cosas. Sin embargo, los soñadores son como las brujas: "de que las hay, las hay".

Así sea en la cabeza de un desplazado, en el cerebro de un sociólogo o un politólogo desde su escritorio, o en el hijo al que le mataron su papá pero que no quiere coger un arma; así sea desde la cabeza de unos locos soñadores estudiantes o desde una madre de familia, el sueño por el cambio y por un país mejor está. Esté donde esté pero existe, así sea en pocas cantidades.

Quisiera darles la respuesta, es más, quisiera tener una respuesta para mí. Ojalá encontrara el camino que, para mí, fuera el mejor para cambiar las cosas. Pero, ¿quién dice qué es bueno y qué es malo? ¿quién dice que las cosas como están, están mal? Yo no digo que esa idea sea universal, pues hay millones de colombianos que creen que estamos de maravilla... "mejor imposible". Pero por mi parte, sí veo que los gobiernos, que la ciudadanía y que los medios de comunicación (todos en su gran mayoría) necesitan unos cuantos ajustes. ¿Qué cambiar? ¿Cómo hacerlo? ¿Por qué camino ir? Esas preguntas se las dejo para que cada uno de ustedes intente encontrarle solución.

Por Maria Clara Calle.
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Post escritum: Éste podrá atentar contra la coherencia y desenlace que deben llevar todos los escritos y las reglas que marca la sintaxis, pero quiero dejarlo así. Pido disculpas de antemano por los errores cometidos y las redundancias.

2 comentarios:

Lucas Vargas Sierra dijo...

Mucho queda por hacer, aunque no tengo idea como... "Pa'lante, sin mirar atrás" y "no me agarren la camisa que voy andando".

¡Alegría!

Un abrazo

De voz, para vos dijo...

Falta justicia: … y una moto cierra le corto la mano izquierda a la señorita justicia, su balanza cayó al suelo.

Álvaro Uribe piensa que la mejor solución para Colombia es seguridad democrática, confianza inversionista y responsabilidad social empresarial. Hay que buscar mejores soluciones para que el ser humano viva en comunidad, en todo el mundo y por el resto de su existencia como especie.

La miopía no nos deja ver con claridad.

Andrea