domingo, 14 de septiembre de 2008

La dificultad de lo correcto

"Fuera de los cuerpos, y por tanto libres de hacer lo que quieran, sobre todo el mal, que como es de conocimiento general, siempre ha sido lo más fácil de hacer". José Saramago. Ensayo sobre la ceguera. Página 93.
Siempre se ha necesitado de mucha valentía, inteligencia y constancia para hacer las cosas que, por concepto general, son buenas. Es mucho más díficil emprender hacia la dirección de lo correcto -término bastante subjetivo- que tomar el camino fácil.
Un gobernante requiere menos capacidad para robar, mentir y mandar a matar que para repartir equitativamente los bienes públicos, para sostener, sin valerse de mentiras, el honor del pueblo o para ejercer el cargo como debiera. Pero no por eso el pueblo debe callarse y hacerse el de la vista gorda frente a todo acto corrupto, aunque claro está que en muchas ocasiones no es que la gente no quiera ver sino que no se lo permiten, tanto los medios como los mandatarios.
Jaime Garzón en alguna ocasión explicó de manera resumida y clara lo que, en teoría, es la democracia. Para esto hizo una apología con el manejo de una finca cualquiera. Supóngase que un sujeto, llamado Ciudadano, tenía un pedazo de tierra a la cual puso Colombia. Para mantener su finquita necesitaba de un buen mayordomo que la cuidara, la retocara, la pusiera a producir y manejara la platica que la finca le dejaba en ganacias. Por el deber que la finca acarreaba necesitaba de una persona que tuviera las condiciones para gobernala de la manera correcta, para elegir a esa persona buscaba a varios candidatos, ya fuera Carlos o César Gaviria o Álvaro Uribe o Ingrid Betancur. El nombre era de lo menos, mientras que esa persona le respondiera por su pedazo de tierra no importaba quién fuese. Cuando ya tenía a su candidato lo posesionaba como el mayordomo oficial de Colombia (recuerden que así se llamaba la finca). Si los huevos que la gallinas ponían se seguían vendiendo, si la carne del cerdo y de la vaca seguían intercambiándose con otras fincas y si el huerto seguía cosechando, pues debería verse el resultado en mejorías para sus trabajadores, Ciudadano debería seguir recibiendo dinero y debería notarse la inversión política, económica y social en la finca. Si esto no funcionaba, la culpa era del mayordomo, por lo que el dueño de la finca -el ciudadano- tenía todo el derecho de quitarle el mandato.
Así es como funciona la democracia, en teoría claro está. Porque donde así fuese en la práctica habría muchos más sindicatos, los periodistas podrían investigar y mostrar a la luz pública la realidad sin temor a morir, se respetarían las ideas de los partidos de oposición sin necesidad de ser ridiculizadas o escondidas. Mejor dicho, si la democracia se practicara -verdaderamente- en Colombia, esto sería un paraíso. No tendríamos gobernantes 'paracos' ni guerrilleros, podrían existir los campesinos sin temor a ser asesinados por militares debido a "presuntos vínculos con las FARC" (como le fascina llamarlo a la prensa). Esa mayoría de colombianos que están en la miseria o en la pobreza tendrían acceso a la educación y a la alimentación que, supuestamente, es de todos.
Pero como es saber del pueblo, las cosas NO SON ASÍ. Cada colombiano debería expresarse, pues como dice Saramago en otro aparte de Ensayo sobre la ceguera "La voz es la vista de quien no ve". En este país sí que es válida esa afirmación, con todo lo que los medios, aliados con los gobernantes, nos ocultan. La voz del pueblo debería pronunciarse de tal manera que fuera imposible de callar u olvidar.
Es un dolor y una agonía constante saber que cientos de niños mueren de inanición, y no sólo en las selvas o en los pueblos más recónditos, no. La desfachatez de nuestros altos mandatarios es tal que ha permitido que este flagelo y muchos otros más se hayan reproducido hasta afectar a las grandes ciudades, donde se supone que un país centralista (como lo es Colombia) debería tener más desarrollo. Duele saber que verdaderamente es posible que una persona se muera en las puertas de un entidad de salud "pública" por el simple hecho de no estar a paz y salvo con la cuenta con la cual paga su derecho.Irónico. ¿Qué clase de médico hay que ser para permitir esto? Pues se tiene que estar en el mismo grado de podredumbre del mandatario que sabe la realidad de su país y no hace nada. Simple y sencillamente porque es más fácil robar que gobernar, aunque a simple vista parezcan sinónimos.
Por Maria Clara Calle A.

2 comentarios:

De voz, para vos dijo...

Dicen que Colombia es el segundo país más desigual del mundo y decía Montesquieu que “cada pueblo tiene el gobierno que se merece”.
La democracia funciona si hay ciudadanos, de verdad, ciudadanos que sean capaces de decirle al mayordomo, vengase para acá que usted no sabe manejar esta finca; si tenemos un país con corruptos, si los corruptos se adueñan del Estado, es porque somos un pueblo incapaz de hacerse valer su tierra, sus derechos; incapaz de indignarse y manifestarse. En la democracia el soberano es el pueblo, pero debe comportarse como tal, sin ser culpable por acción, (tomando el camino fácil) ni por omisión; porque aunque el poder tenga el apoyo mediático que ayuda a mantener dormida la población; los que estamos despiertos seguimos sentados.
“Este país, así lo llamamos todos, con una pronunciación despectiva que acompañamos de una mueca desagradable. Como si este país fuera un trapo sucio, ajeno y no lo que todos hicimos de él” Jorge Franco Ramos.
Andrea Arango

Unknown dijo...

Un profesor dice y repite que Colombia es un país curioso: millones salen a gritar "No más" a las Farc, pero no a protestar contra, por ejemplo, la Planilla Única Integrada (PUI) que acaba con lo poco que quedaba de la salud en este país.
Definitivamente curioso.