viernes, 27 de marzo de 2009

Ciencia y Religión

La importancia de la ciencia en la cultura se puede visualizar contundentemente. En una primera instancia, en el renacimiento, se rompe con la visión medieval del mundo, que a través de Dios se le presentaba al hombre, sólo para contemplar las cosas, la actitud frente a un bosque era de recogimiento y agradecimiento a Dios; pero gracias a la duda metódica de Descartes (1596 – 1650), el hombre comienza a observar, investigar, indagar y transformar las cosas, convirtiéndolas en objetos y él en sujeto, ya el mundo no se le presenta gracias a una divinidad, sino que él lo representa. El papel pasivo que la religión le imprime al hombre queda de lado y ahora el sujeto puede decidir ser activo con su entorno y transformar su mundo, talar un bosque y elaborar una silla o un escritorio.
Y en segunda instancia con la teoría de la evolución y la elección racional de Charles Darwin, quién nació hace 200 años, el 12 de febrero de 1809. Habla de la transformación de las especies a lo largo de sucesivas generaciones y del apareamiento en busca de los mejores genes que puedan perpetuar la especie. La teoría científica ha permitido una vez más emancipar al hombre de la religión y esta vez desprenderse del mito de Adán y Eva.
Como toda teoría científica tiene cabida a la refutación o crítica, porque si no dejaría de ser científica. Que vengamos de los primates nos causa miles de dudas, porque bien sabemos que sólo el hombre tiene la capacidad de hacer mal o bien, en la cantidad deseada; un animal, aunque tenga rasgos muy similares a los nuestros no es capaz de conspirar para hacer daños de grandes magnitudes o de asociarse para planear el bien mundial; no tienen rasgos morales ni idioma. Las palabras y los valores son lo que nos diferencia.
En todo caso ha sido positivo que el hombre pueda tener explicaciones científicas a sus dudas y no religiosas. Claro que si el alma busca la espiritualidad, ahora el ser humano es libre de tenerla o no y de la manera que desee, ya no como se le impongan.
Andrea Arango Gutiérrez.

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