viernes, 23 de enero de 2009

El Tic-Tac del corazón

Tiene los dedos, las orejas y la punta de la nariz entumecidas; respira y sale humo de su boca sin estar fumando aún…

Por la ventana entreabierta puede ver salir la luna y con el viento que entra se siente acompañada al servir su primera copa; le mete el dedo para sentir el vino, le da vuelta en forma de ocho para verlo dejar su rastro grasoso por los bordes, luego acerca su nariz e inhala, se deleita, le pega a la copa con su índice ayudado del pulgar para escucharlo; ya que no tiene con quién brindar, finalmente lo prueba y siente las esperadas corrientes que pasan por la mandíbula, desde el fin de las orejas hasta la cumbamba.

Verónica enciende un cigarrillo; ve a lo lejos, mira el horizonte iluminado; oye la melodía, escucha la canción con los ojos aguados y canta “la Verónica mitad tiene muy poca maldad pero está cansada de esperar” siente un nudo en la garganta, un peso en la espalda, un cansancio en los pies y el alma. Continúa fumando, bebe más, fuma más para sentir su cuerpo lleno de licor y humo. Más ideas en la mente, más odio en el corazón y por el corazón. Odia el Tic-Tac-Tic-Tac que le ha acompañado siempre, el que la ha puesto a esperar en vano a que el podrido planeta sea menos banal, menos avaro, menos ocupado, sin tiempo de sentimiento ni razón, sin tiempo de corazón.

El juez de su cuerpo, su corazón, mide lo viva o muerta que pueda estar, se acaba de acelerar a causa de la última bocanada de humo con nicotina que se ha tragado. El juez del dinero, el reloj, mide lo productivo o ineficiente que pueda llegar a ser una población, y el dinero es el motor del mundo, el que lo hace sonreír o entristecerse, entrar a la guerra o vivir la paz. Verónica está cansada de no tener lugar ni tiempo en este planeta tierra, de buscar un nuevo orden y no encontrarlo, de reclamar cariño y no recibirlo.

A su última copa de vino le mezcla una gota de muerte. Sabe que al morir encontrará un espacio en el cementerio, pero ya no en el tiempo; no será presente ni futuro, sólo pasado. El corazón de Verónica nunca más hará Tic-Tac-Tic-Tac-Tic…

Andrea Arango Gutiérrez.

1 comentario:

Julio C. Londoño A. dijo...

Huy oiga, será que me pueden devolver el aire?... que cosa tan seria, ole.